
José Luis Medina Lizalde.
No hay una sola voz de la comunidad universitaria que se oponga a que se cumpla lo dispuesto por la ley, no se confunde la autonomía con extra territorialidad.
Imposible no preguntarnos porqué se eligió lo más álgido de la coyuntura electoral en la UAZ para notificar a Jenny González, candidata a rectora, de la acusación de administración fraudulenta cuya denuncia data de 0ctubre de 2024 y a detener al rector Rubén Ibarra Reyes por orden de aprehensión por violación equiparada cuya denuncia se presentó en noviembre del mismo 2024 ¿Son tan de pocas luces quienes lo decidieron o hay la intención de inducir desde afuera una crisis con fines que solo ellos saben?
No hay una sola voz de la comunidad universitaria que se oponga a que se cumpla lo dispuesto por la ley en ambos casos, no se confunde la autonomía con extra territorialidad, pero nadie se explica la decisión de operar con previas filtraciones como tanteando el terreno para después asumir.
La celebración de la audiencia para determinar la vinculación a proceso fue pública el tiempo suficiente para que los medios de comunicación tomaran las fotos del rector sentado en el banquillo flanqueado por sus defensores, luego se anuncia que asumirá carácter privado a petición de la parte acusadora, luego la fiscalía emite un boletín anunciando diferimiento de la audiencia para hoy lunes 12 de mayo y poco tiempo después elimina su comunicado y trasciende que la audiencia continúa.
Mientras tanto, se reporta el fracaso de la notificación a Jenny González por no encontrarla.
Como es del dominio público, las elecciones universitarias tuvieron su primera etapa el sábado 10 del presente con la emisión del voto del sistema semi-escolarizado, siendo el miércoles 14 cuando se tiene prevista la jornada de votación del resto ¿No parece una deliberada desestabilización el tiempo escogido?
Al segundo en jerarquía de la administración, secretario general de la UAZ Armando Flores de la Torre, le corresponde asumir la condición de encargado de despacho mientras el Consejo Universitario decide lo conducente para concluir el período de Rubén Ibarra (anómalamente prolongado por un año, por cierto).
La comunidad universitaria tiene el reto de neutralizar cualquier posibilidad de crisis detonada por incompetencia o segundas intenciones desde el exterior, para ello, es fundamental bajar el tono de la confrontación interna, reconstruir puentes de sano entendimiento entre los temporalmente distantes y culminar el proceso iniciado con ejemplar civilidad y transparencia, para que los que queden al frente inicien un ciclo de transformaciones internas que pongan al día a la más importante y entrañable opción de educación superior de los zacatecanos ¿Prevalecerá la madurez? Apuesto que sí.
A diferencia de otras épocas en la que la universidad fue víctima de embestidas externas esta vez no son visibles núcleos que convaliden intromisiones partidistas o gubernamentales, como sucedió en 1977.
La universidad perdió centralidad en el conflicto social, ningún sector de la sociedad la percibe como aliada o como adversaria en este momento.
El eco sistema comunicacional local ha cambiado mucho, en los medios de comunicación participan miembros de la comunidad universitaria en activo y en retiro y en el gremio periodístico se refleja una pluralidad que impide la instrumentación de campañas contra la institución como en tiempos pasados.
Sea por incompetencia o por mala intención, la actuación de la fiscalía en tiempo tan inoportuno brinda la oportunidad para que la comunidad entera reflexione sobre la mejor manera de que los estudiantes y maestros vuelvan a ser consultados sobre los asuntos trascendentes que les competen, las asambleas estudiantiles y de docentes, las asambleas conjuntas, pueden cobrar vida nuevamente recurriendo a la conexión digital pura o mixta, tal como muchas instancias colegiadas y colectivas lo hicieron durante la pandemia y como ahora lo siguen haciendo muchas de ellas, lo importante es que los grupos de interés que actualmente proliferan en la UAZ (como en la UNAM) no sigan tomando las decisiones en nombre de una comunidad a la que nunca involucran.
La planeación del crecimiento de matrícula y de personal debe desconectarse de apetitos electorales y de control de la institución para lo cual es necesaria la participación en la misma dirección de quienes dirigen la administración y el SPAUAZ, las distorsiones clientelares tienen que terminar.
Para los individuos y para las instituciones, la autocrítica es el empleo de la inteligencia que se posee en la propia superación, en esa perspectiva debe caber la revisión a fondo del gigantismo burocrático que consume muchos recursos y que se manifiesta con el dato de que en el actual proceso se votan 740 cargos, algunos de ellos honorarios.
Soy optimista, el deslinde jurídico político de personas e institución no da lugar a confusiones.
La comunidad universitaria responderá con serena firmeza al reto que se le presenta, mostrará de qué está hecha.
Historia tiene.
Nos encontramos el jueves en Recreo
@luismedinalizalde@[email protected]