Extorsión a los pacíficos

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

El cobro de piso a la gente pacífica es una pesadilla que se padece en silencio por franjas importantes de las poblaciones.

La reacción de los pobladores de Texcaltitlán Estado de México contra la banda de extorsionadores, describe una realidad muy extendida en la geografía nacional.

El cobro de piso a la gente pacífica es una pesadilla que se padece en silencio por franjas importantes de las poblaciones, negocios de diversos tamaños son sometidos mediante el temor al pago periódico de cuotas que imponen bandas delictivas mediante esquemas operativos fincados en la amenaza. El miedo es el factor de su éxito, no su potencia de fuego, ni el número de miembros de la organización delictiva ni los nexos de complicidad con altas esferas de la autoridad.

Hace unos cinco años un niño de escasos 13 años fue capturado por la policía en un municipio del sureste zacatecano a petición de sus familiares para salvarle la vida porque en forma más que imprudente recorría comercios haciéndose pasar por enviado de “los malos” por el cobro cuyo monto el mismo determinaba.

La falta de control carcelario facilita la extorsión telefónica desde una solitaria celda carcelaria, el miedo que se apodera de la víctima lo hace acceder a una amenaza que proviene de alguien que no la puede cumplir, pero ¿cómo saberlo?

La ventaja sicológica de los delincuentes es muy grande, pues al mismo tiempo que los que se han negado a pagar “derecho de piso” son privados de la vida o sus negocios son incendiados como escarmiento para otros potenciales renuentes, otros bloquean las llamadas amenazantes sin padecer inconveniente alguno ¿Cómo atinara distinguir una situación de otra?

El enfrentamiento de los pobladores de Texcaltitlán obedeció a que dejaron de enfrentar individualmente su adversidad, entendieron que cuando un problema es de muchos la solución también lo es.

Decidieron actuar por su cuenta y no recurrir, con el sigilo del caso, a la autoridad para que en vez de que recibieran a los malandros en la cancha de futbol precariamente armados con martillos y machetes, fuera la fuerza pública la que los enfrentara en mejores condiciones.

La falta de cercanía con la autoridad, la desconfianza hacia los cuerpos policíacos del estado de México, con bien ganada fama de corruptos entre los corruptos, es la explicación que se viene a la mente.

Violencia espectacular y violencia silenciosa

La extorsión es un delito de realización local que requiere de planes y estrategias confluyentes de los tres niveles de gobierno, siendo la instancia municipal la que tiene el más relevante papel para prevenir y detectar el cobro de piso sin exponer a las potenciales víctimas, la autoridad municipal tiene una red de delegados que la enlazan con los pobladores, sus agentes policíacos  son, por lo regular, de los barrios y comunidades que están bajo su protección, lo que los convierte en receptores de información que difícilmente se les da a los desconocidos por más que sean del ejército o de la Guarda Nacional e inclusive de las policías estatales.

La denuncia ciudadana anónima tiene un potencial de auxilio enorme, lamentablemente ha sido subutilizada debido a que los números telefónicos o direcciones telefónicas no son del conocimiento de la mayoría de la población, faltan esfuerzos coordinados de los tres niveles de gobierno para poner al alcance de todos los mortales las posibilidades de colaborar con la autoridad para destruir las redes de extorsión amparadas en el silencio.

Otro factor es el de la confianza en las autoridades responsables, la infiltración de los cuerpos policíacos, es una amarga certidumbre que no es contrarrestada en forma consistente.

Hay violencia deliberadamente espectacular y hay violencia deliberadamente silenciosa como el cobro de piso. La violencia silenciada es la que genera sensación de impotencia y distancia con la autoridad por el sentimiento de abandono que produce y a la que menos se le presta atención.

La violencia espectacular es disputa de rutas y clientes de la droga de cuyas incidencias nos enteramos todos mientras que no atendemos la extorsión cuyas víctimas, con frecuencia no comunican ni a su propia familia.

Remedio peor que la enfermedad

El cobro de piso brota y se generaliza hasta que Calderón y García Luna desparramaron por todo el territorio nacional a las agrupaciones focalizadas de delincuentes que solían repartirse el territorio y cuando dirimían a balazos sus diferencias lo hacían sin meterse con la población.

Antes, Zacatecas fue campo de cultivo de marihuana y amapola, la cocaína transportada desde Colombia hasta la frontera con los Estados Unidos tuvo pistas de aterrizaje y abastecimiento en el Cañón de Tlaltenango, Sombrerete y Mazapil.

Mientras los gringos compren la droga el tráfico seguirá, lo que si podemos lograr es deshacer las redes de extorsión a la gente pacífica.

El cobro de derecho de piso es sigiloso pero igual de cruel.

Nos encontramos el jueves en Recreo

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