El Recreo: La mitad del país en espera

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

A partir de Septiembre, asumen funciones nuevos equipos gobernantes 15 estados de la República, la designación de los integrantes de sus respectivos equipos corre a cargo del gobernador entrante, se trata de la primera decisión de significación estratégica, decisión sin restricciones formales mayores en el esquema de poder prevaleciente. Un gobernante de personalidad vacilante tiende … Leer más

A partir de Septiembre, asumen funciones nuevos equipos gobernantes 15 estados de la República, la designación de los integrantes de sus respectivos equipos corre a cargo del gobernador entrante, se trata de la primera decisión de significación estratégica, decisión sin restricciones formales mayores en el esquema de poder prevaleciente.

Un gobernante de personalidad vacilante tiende a disimular sus inseguridades aparentando lo contrario, de su boca brotan frases como “aquí mando yo” “lo voy a decidir yo” “solo si yo lo consiento”. Se caracteriza por ejercer más atribuciones de las expresamente conferidas por la ley, generando reacciones que lo distraen de sus tareas esenciales al dedicarse a imponerse solo por la urgencia de auto-afirmación.

Un gobernante vacilante carece de habilidad para dirigir a personas con criterio e iniciativa propia, suele percibir al dócil como leal, prefiere al inepto con tal de que sea adepto, su urgencia de autoafirmación lo hace presa del manipulador de egos y por cuenta del cual libra batallas que piensa suyas cuando en realidad son del que lo adula, él débil es autoritario, temperamental, anímico, el gobernante de personalidad fuerte, inclusive estando políticamente débil, es sereno e infinitamente más acertado en sus decisiones, en Hamlet el gran Shakespeare nos dejó un tratado para descifrar a esa especie de gobernantes.

Sin proyecto, política vegetativa

¿De dónde proviene la seguridad de un gobernante? En mi opinión, del proyecto que anide en su cabeza, de la claridad de metas, del compromiso con objetivos colectivos, de los principios que se profesan, tal es la razón del generalizado desprecio a los saltarines ideológicos, ni ellos saben a ciencia cierta lo que están dispuestos a hacer y a dejar de hacer en la política. Cuando en vez de ideales hay ambiciones, cuando los planes giran alrededor del siguiente puesto, el gobernante degenera en administrador de decadencias acumuladas y progresivas.

Si hay proyecto, el gobernante sabe que el mismo tiene etapas que determinan remplazos y reacomodos en los equipos gobernantes, Alfonso Romo y Carlos Urzúa cumplieron una tarea inmejorable en la etapa en la cual el Presidente López Obrador teje una nueva relación con el poder económico, Olga Sánchez Cordero sirvió de vínculo virtuoso con la nomenclatura del Poder Judicial confeccionado al molde del viejo régimen, la permanente construcción de la gobernabilidad no se resuelve del todo con la integración del equipo gobernante pero si en buena medida.

Cada estado y municipio tiene su trayectoria particular en la formación de equipos gobernantes que se han sucedido en el tiempo, en el caso de Zacatecas, la historia reciente nos describe a gobernantes que más que eso fueron administradores de lo que recibieron, unos con mejor desempeño que otros, pero que en lo esencial no condujeron al estado con éxito en relación a otras entidades en el mismo lapso, la explicación de nuestro rezago no se reduce a la pertinencia de los equipos gobernantes pero es uno de los factores a considerar.

La clase política local, además de elementos de valía institucional, vive plagada de desechables y reciclables que constituyen clientela flotante de restaurantes caros, como lo tienen claro los meseros y gerentes de los establecimientos que facturan al gobierno lo que consumen los transitorios hijos privilegiados de la temporada, mismos que después, en su mayoría se diluyen en el anonimato y recobran el gusto por la fonda del compadre y los tacos de la esquina, la clase gobernante local es de origen social modesto en muy alta proporción, no viene a mi mente un solo caso de alguien que haya debutado en cargo político siendo previamente rico y, sin embargo, no prevalece el vínculo con el origen, se impone la ilusión de entrar a círculos sociales “fi fí” que les otorgan trato pero nunca pertenencia.

Mediocridad programada y patrimonialismo

Sin ser parte formal del equipo, la familia del gobernador en turno asegura su cuota de influencia a partir del control fáctico del DIF cuando menos aunque no es el único foco de contaminación mediante el cual se irradia influencia para nombramientos y contratos apartados del sano interés institucional, la situación se agrava con el pago de facturas electorales a los que “jalaron con nosotros”, lo que  ocasiona grave daño a la gestión pública por partido doble, pues se coloca a no aptos pero si adeptos y se desperdicia el capital humano incubado por años de experiencia

Indicador certero de la ausencia de nivel político es que por enésima ocasión nos disponemos a un nuevo gobierno sin saber si hay un proyecto integral y, en caso afirmativo, cuáles son sus rasgos principales

Las campañas electorales en Zacatecas han sido de denuncias focalizadas en adversarios, no de propuestas sustentadas

¿Comenzará el cambio?

Nos vemos el jueves en Recreo

@luismedinalizalde | [email protected]




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