Cultura política rabona

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

La coordinación entre niveles de gobierno es obligación, no gesto de buena voluntad.

Hay un explicable clamor contra la feria de Fresnillo detonado por los recientes asesinatos, tal como ocurrió en Jerez. Sin embargo, es mi opinión que la suspensión de toda actividad colectiva por ese motivo es contraproducente, empodera a los criminales y les da fortaleza de negociación sigilosa para que las autoridades pueden presumir que la feria tuvo lugar y al final de la misma hubo saldo blanco, así ha sucedido cuando menos los últimos 15 años.

La negociación sigilosa empodera a las bandas delictivas, les da recursos para más y mejores armas y más capacidad de reclutamiento, de ese modo, tejen sus redes de extorsión, llegando al extremo de apoderarse de algunas actividades comerciales, de fungir como proveedores de gobiernos municipales, repartirse la obra pública e imponer su ley.

Las bandas se capitalizan con peleas de gallos, carreras de caballos, espectáculos, venta de bebidas y demás actividades propias de ferias y fiestas patronales, por esa razón, la suspensión de la feria no debe obedecer a una lógica de caso por caso sino en todo caso, como parte de un plan general de supresión de generadores de violencia en el territorio.

La Guardia Nacional aún no está suficientemente extendida en el territorio zacatecano. La fuerza de reacción inmediata ha dado buenos golpes, pero la demanda la rebasa. La impunidad tiene excepcional estímulo en el estado de cosas que vive la fiscalía con su personal y los cuerpos de seguridad municipales no reciben la atención que la situación demanda, tenemos más de 15 años de desapariciones y asesinatos de elementos policiacos.

El gobierno no es capaz de informar a la sociedad de los abatidos por las fuerzas del orden de los asesinados por bandas criminales y dentro de estos cuales son víctimas inocentes y cuales andaban en esas lides. Tampoco comunica origen de bajas y detenidos, edades, calibre de las armas (indicio de potencia delictiva).

No obstante la precariedad informativa, se vislumbra que aún no tenemos la coordinación deseable entre niveles de gobierno, único camino para los buenos resultados.

Los gobiernos locales que no le dejan en exclusiva la tarea a la federación son los que dan buenos resultados, como Ciudad de México de Morena, Yucatán, del PAN y Coahuila del PRI.

Coordinación sin atenerse

La coordinación entre niveles de gobierno es obligación, no gesto de buena voluntad. Los fracasos en gestiones gubernamentales municipales estatales y federales tienen que ver con la falta de comprensión de esta verdad elemental.

Enrique Alfaro quiso convertirse en presidenciable adoptando poses de líder opositor promoviendo la “alianza federalista” que no cuajó para sus propósitos pero que si condujo al desborde de la inseguridad en Jalisco y entidades como Guanajuato cuyos gobernadores le entraron al juego. En contraste, los gobernantes que asumieron que la coordinación es un requisito de eficacia imprescindible para hacer buen gobierno son los de mejor desempeño.

Un botón de muestra de que en Zacatecas ha sido víctima de la miopía a ese respecto la aportó al fiscal Francisco Murillo Ruiseco cuando en su primera comparecencia ante legisladores YA CON David Monreal como gobernador, explicó que la razón de sus ausencias en las reuniones de coordinación en materia de seguridad que conocemos como “Mesa estatal de construcción de paz” era de que el gobierno de Tello no compartía la política de seguridad del gobierno que inició en 2018 y que coincide con el de Tello hasta septiembre del 2021, dándonos una idea del enanismo político con el que se nos ha gobernado.

Sea del partido que sea la cabeza de algún nivel de gobierno su deber es construir relaciones de coordinación a partir de la distribución de competencias y jurisdicciones plasmadas en la Constitución y las leyes.

Más nobleza

En Zacatecas hay mucho infantilismo político.

Aún se comenta en los círculos políticos el afán de la esposa del gobernador Alejandro Tello por hacer patente su antipatía por el presidente López Obrador en las redes, afortunadamente no hubo más respuesta que la indiferencia, pero esa precariedad de cultura institucional es más común de lo deseable, las quejas de presidente municipales señalando que no se les notifica de la presencia del gobernador hablan de incoordinación que sin duda repercute desfavorablemente en la capacidad para enfrentar desafíos como el de la inseguridad.

Urgen renovados enfoques de la inseguridad en Zacatecas, el negacionismo solo agrava los problemas y su opuesto, la histeria produce el mismo efecto.

La clase política tiene el deber de emitir juicios informados que vayan más allá de los lugares comunes. La superación del estado de cosas es tarea que demanda nobleza, generosidad de propósitos.

Usar el dolor causado por los delincuentes como arma contra nuestros adversarios políticos nos hace igual de despreciables.

Nos encontramos el jueves en Recreo

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