Auge del nepotismo

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

El virus se incuba en las administraciones públicas y de allí se expande a los partidos políticos por una sencilla razón, en la administración pública predomina la voluntad del que ejerce el poder.

Una orgía de nepotismo es lo que deja ver un repaso somero de las solicitudes de registro de candidaturas a los diversos cargos de elección popular presentada por los partidos ante el órgano electoral del estado de Zacatecas, prácticamente todo el espectro político está infestado del mismo virus.

Un candidato a presidente municipal coloca a su esposa como candidata diputada local, otro aspirante a cargo legislativo federal impulsa a su esposa a presidenta municipal, se ha vuelto natural que el suplente sea el hijo, el papá o el hermano, que las pluris sean coto para apellidos, cuando hace más de veinte años el rey del tomate era severamente criticado por inscribir a su hermano Serafín como su suplente cuando vivió la amarga experiencia de ser remplazado por su suplente cuando le fue arrebatado el triunfo mediante litigio, como presidente municipal de Jerez.

El apellido Monreal se convirtió en la referencia simbólica de esa práctica catastrófica para la vida pública, pero una revisión honesta de la historia local de lo que va del siglo encontramos que con Amalia García el nepotismo vivió un impulso formidable y que el mismo no menguó con Miguel Alonso y Alejandro Tello, como tampoco con David Monreal.

En nuestra historia nacional hay personajes que ejercieron enorme poder siendo familiares de gobernante que no fueron percibidos como fruto de nepotismo, tal es el caso de Maximino Ávila Camacho, considerado más como un dolor de cabeza de su hermano el presidente de la República, que como un beneficiario del poder presidencial de su consanguíneo.

En nuestra historia local tuvimos al poderoso político transexenal Leobardo Reynoso, de cuya voluntad dependió quien subía y quien bajaba en la arena política al que no se le ocurrió hacer gobernador a su hermano Brígido.

El virus se incuba en las administraciones públicas y de allí se expande a los partidos políticos por una sencilla razón, en la administración pública, por su esencia jerárquica, predomina la voluntad del que ejerce el poder, aunque para ello se tenga que encubrir con maquillaje legaloide cada situación, en cambio en los partidos, la situación encuentra obstáculos entre los que compiten internamente por las posiciones a repartir.

Cuando es igual el pinto que el colorado

Solo cuando los partidos anulan a sus respectivas militancias es cuando el virus del nepotismo se exhibe sin pudor, como lo podemos constatar en todo el país, pero acentuadamente en Zacatecas.

Los que se asombran de que a pesar del desgaste de la marca Monreal sean capaces de ganar prácticamente todas las candidaturas que les interesa, encontrarán la explicación en una paradoja: El monrealismo nepótico es enfrentado por el antimonrealismo igualmente nepótico ¿La gente se volcará contra los que están sabiendo que son igual los que buscan reemplazarlos?

La voluntad de los militantes locales es remplazada por los jerarcas del partido que desde la Ciudad de México son cortejados por los políticos de cada estado, el que no sabe aceitar palancas no tiene posibilidades hoy en día. Conozco el caso de dos personas que se disputaron la simpatía del electorado de un municipio, se hostilizaron mutuamente y al final, otra persona que tuvo quién le hablara al oído a Dante Delgado se alzó con la candidatura.

La anulación de la voluntad de los militantes libremente ejercida en asambleas generales y la reducción a florero de las instancias formales traslada el poder de decisión a la ciudad de México o en su defecto, a la capital del estado, entronizando el centralismo electoral que, entre otros males, propicia la expansión de nepotismo, lo que significa reproducir las redes de corrupción ¿Cómo sacar de la oscuridad la corrupción afianzada por lazos afectivos?

El reto de cambiar

Las élites no son el semillero de políticos profesionales porque no lo necesitan, las minorías enriquecidas se dan el lujo de esperar a ver quién gana para luego meterlo al redil, muchos se sienten honrados con el simple hecho que les permitan llamarlos amigos.

El origen social de los profesionales de la política es la clase media baja, alentarlos por el camino de resolver las necesidades individuales y familiares es vacunarlos contra la tentación de luchar por ideales de justicia siempre incómodos para las élites.

Zacatecas no atina a salir de décadas de estancamiento económico por diversos factores, uno de ellos es que sus administraciones públicas (estatal y municipales) están determinadas por la ineficiencia derivada de una clase política de cortas miras, saturada de improvisación que ha omitido enfrentar la corrupción anidada en sus entrañas.

La clase gobernante local no tiene proyecto para el estado, gobierna en base a inercias, otras regiones del país están aprovechando las oportunidades derivadas de una exitosa gestión económica.

¿Y nosotros cuándo?

Nos encontramos el lunes en Recreo

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