Aprendizaje masivo de la globalidad

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

Los mexicanos viviremos una experiencia que dejará huella profunda en la conciencia colectiva con la entrada a la fase dos de la estrategia sanitaria nacional contra el coronavirus, al igual que en el resto del mundo, este episodio mundial marcará un antes y un después por los cambios generados. Las epidemias causantes de gran mortandad … Leer más

Los mexicanos viviremos una experiencia que dejará huella profunda en la conciencia colectiva con la entrada a la fase dos de la estrategia sanitaria nacional contra el coronavirus, al igual que en el resto del mundo, este episodio mundial marcará un antes y un después por los cambios generados.

Las epidemias causantes de gran mortandad ocasionaron la disminución de la población originaria de Mesoamérica en tan solo un siglo a partir de la dominación española, hasta reducirla a poco más de un millón de los más de veinticinco a la llegada de los conquistadores y a partir de entonces las seguimos padeciendo siendo la más reciente la de la influenza que se produjo con Felipe Calderón en Los Pinos, sin embargo, hoy la catástrofe sanitaria tiene rasgos nuevos.

Las hecatombes cambian los hábitos de los pueblos, modelan la conciencia colectiva inculcando hábitos que perduran aún cuando se desvanecen de la conciencia los hechos que generaron los cambios culturales, sirva de ejemplo la cultura del cuidado del agua dolorosamente aprendida por los europeos con las dos guerras mundiales que los diezmaron.

Los gobiernos, si se equivocan, pueden acelerar la tendencia a la crisis total a partir de la crisis sanitaria, por tal razón cada uno mide sus tiempos para las medidas de respuesta al desafío pues lo que para unos es lo aconsejable para otros es suicida, las decisiones tienen que ser acertadas y en mucho dependen de que no sean prematuras ni tardías.

Los buitres

La reacción social es la diferencia entre el éxito y el fracaso político, para los gobernantes en situaciones de crisis, una prioridad es contrarrestar el pánico naturalmente gestado al que se suma el perversamente el promovido por opositores que ven en la crisis oportunidad de desestabilización, el senador Regiomontano Samuel García es un ejemplo típico.

El gobierno de López Obrador no siguió la tradición de pactar la respuesta a la crisis con los jefes partidistas para conjurar el mal uso de la situación ni con los núcleos empresariales habituados a ser consultados, no como parte importante de la sociedad sino como si ellos fueran toda la sociedad, tampoco convocó a los jerarcas de la comunicación en busca de la cobertura más conveniente, de haberlo hecho, López Obrador tendría que hacer concesiones políticas y económicas que revitalizarían las redes de corrupción que su gobierno procura erradicar. Su decisión consiste en depositar en los científicos lo que hay que hacer y cuándo y cómo hacerlo.

Nunca como antes en la historia de la humanidad la cobertura informativa de una catástrofe sanitaria ha sido tan simultánea.
Diariamente se conoce cada paso relevante en cada país, cada suceso, cada reacción, tal circunstancia le brinda la ocasión a los políticos poco éticos la aplicación de medidas aplicadas en otros contextos contando con la colaboración de medios de comunicación que oyen repicar “las campañas” y no saben en dónde .

Lecciones

El aprendizaje masivo de lo que significa la globalidad vigente es contundente, los ciudadanos contemporáneos podemos advertir los efectos combinados entre el coronavirus y la guerra petrolera desatadas por Arabia Saudita y Rusia, el sagaz aprovechamiento electorero de la crisis mundial por Donald Trump y la capitalización del colapso del mercado accionario de parte de los compradores de bonos al borde de un ataque de nervios.

La crisis mundial evidencia que lo global reafirma lo local, pues el contagio del coronavirus habrá de ser tratado con respuestas gestadas desde los contextos específicamente locales sin dar margen de maniobra a los imitadores sin imaginación.
Una lección importante: Los sistemas de salud privatizados no dan el ancho, Estados Unidos lo pone de manifiesto, Macrón, neoliberal y todo, no tuvo más que reconocer la superioridad histórica del estado de Bienestar .

Serenidad, no histeria

En México existe sin generalizarse todavía el periodismo con rigor profesional, publicidad estatal regulada, eficiencia empresarial para vivir del mercado y no sólo del estado, el fomento a la histeria colectiva los ubica en el campo del problema, no de la solución.

Los mexicanos debemos responder con serenidad analítica y disciplina social, llega la hora de la solidaridad con los demás a partir del cuidado de la propia salud, de reconocer que nos alimentamos mal y por eso la diabetes nos hace propensos al coronavirus, que el lavado frecuente de las manos debe llegar para quedarse en todos.

Como los europeos después de la guerra, los mexicanos seremos impactados por el duro trance que nos convoca a reducir al máximo posible la actividad de contacto, del 20 de marzo al 20 de abril.

Acatemos con puntualidad la estrategia dictada por científicos, respondamos con indiferencia a los promotores de histeria.
Bienvenido el cambio cultural.

Nos encontramos el lunes en Recreo.

[email protected] | @luismedinalizal




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