Abracemos el cambio

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

Nuestro país vive un momento acelerado de construcción de una nueva institucionalidad; el proceso cobra un formidable impulso a partir del mandato del presidente López Obrador, aunque se trata de un proceso continuo en donde para variar, la clase política zacatecana se ha dejado ganar la carrera por la de otras entidades que han adecuado … Leer más

Nuestro país vive un momento acelerado de construcción de una nueva institucionalidad; el proceso cobra un formidable impulso a partir del mandato del presidente López Obrador, aunque se trata de un proceso continuo en donde para variar, la clase política zacatecana se ha dejado ganar la carrera por la de otras entidades que han adecuado el orden jurídico local en sus entidades con más sentido de previsión.

Dos anuncios de voceros de la Legislatura Local se repiten desde hace décadas, uno de que ya van a sancionar a los faltistas y otro de que van a terminar con el rezago legislativo sin que suceda una cosa ni la otra. Recientemente, el presidente de la 63 Legislatura, Pedro Martínez, hizo el enésimo compromiso de abatir el tan traído rezago, entendiendo como tal la acumulación de puntos de acuerdo e iniciativas de ley turnadas a las comisiones que permanecen sin dictamen. En mi opinión subyace un grave error conceptual al medir los atrasos legislativos a partir de la morosidad de las comisiones solamente, pues aunque éstas, en un arranque de productividad dictaminaran todo lo correspondiente, habrán dado trámite, junto a meritorias aportaciones, a documentos legislativos “chatarra” inspirados en temas de coyuntura y de banalidad inocultable; lo más grave es que la mirada de los legisladores no revisan el estado de cosas de las instituciones locales que son de su esfera de responsabilidad legislativa como: municipios, órganos autónomos y los otros poderes de la entidad para visualizar si hay anacronismos, vacíos u obstáculos en las leyes que deben erradicarse para el mejor cumplimiento de los fines que les son propios.

La arquitectura institucional del país es obra de estados y Federación en permanente inter. Influencia desde el Siglo XIX como lo evidencia el Juicio de Amparo, en tiempos más recientes, San Luis Potosí introduce en su marco electoral la segunda vuelta y Coahuila amplía el período a cuatro años de duración de los gobiernos municipales siendo estos pequeños botones de muestra que acreditan que no todo es copiar lo que hace la Federación en materia legislativa.

Mediocridad programada

Zacatecas vive la adversidad de que su clase política gobernante desconoce o no comparte la visión de transformación que se condensa en la #Cuarta Transformación, unos por identificación consciente con la visión desplazada y otros porque se subieron al tren del cambio en último momento; por eso el poder de la paralizante inercia sigue imponiendo su ritmo a la vida pública hasta que las urnas pongan al frente mentalidades más acordes con los tiempos.

El próximo gobernador está llamado a sustentar un diagnóstico completo para identificar lo que procede renovar de la institucionalidad local desde el punto de vista de las normas vigentes y no seguir dejando la conformación fáctica de agendas legislativas sin visión de conjunto e integrada por ocurrencias individuales, ejercer el liderazgo político y la facultad de iniciativa  y dejar de fincar la relación con la poder legislativo en la aprobación del paquete económico, las cuentas públicas y uno que otro remiendo.

La construcción de institucionalidades locales cobrará mucho impulso, pero los estados la vivirán en distintas velocidades; el caso de Zacatecas es particularmente exigente de liderazgo, porque el vacío acumulado nos ha colocado al borde de la parálisis cuando la crisis de seguridad se suma a los efectos de la crisis sanitaria en la economía y al reto de asimilar cambios en nuestro modo de producir, de consumir y de relacionarnos. El liderazgo democrático es el único viable en los tiempos que corren, los ejercicios de autoridad con tufo caciquil no tienen condiciones de eficacia como en el pasado, quienes queden al frente de la tarea de encabezar la reorganización del estado deberán acreditar autoridad moral y un arsenal de propuestas.

Gobernante que gobierne realmente

Necesitamos un gobernante que no someta ni se deje someter; los cambios a favor del interés general chocan con poderosos intereses  y quien no tenga las agallas para enfrentar las tormentas que a cada paso desata llevan a la ruina la causa que se les encomienda; a lo primero que debe renunciar un gobernante que no se dedique a administrar pensando que gobierna: es al aplauso automático de cada decisión que tome, en esa búsqueda tardamos muchos años para tener un estacionamiento en dónde antes estaba una central camionera, dejamos pudrir conflictos como el que ahora vive el ISSSTEZAC,  mueren  iniciativas como la de un sistema de transporte público por incapacidad para consensar y decidir sin aspirar a imposibles unanimidades, dejamos que proyectos como Milpillas aborten sin que nadie pague las consecuencias y mientras tanto, somos los parientes pobres del centro-norte depreciados por Quadri por considerarnos “La Oaxaca del norte”.

 




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