A dos años

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

Las turbulencias por motivos electorales se trasladan al interior de la fuerza política victoriosa; así  aconteció durante los años veinte que siguieron a la consolidación de las fuerzas constitucionalistas que tuvieron a Venustiano Carranza como primer presidente. En ese entonces no se habían creado vías institucionales para dirimir pacíficamente conflictos y procesar intereses. Ahora la … Leer más

Las turbulencias por motivos electorales se trasladan al interior de la fuerza política victoriosa; así  aconteció durante los años veinte que siguieron a la consolidación de las fuerzas constitucionalistas que tuvieron a Venustiano Carranza como primer presidente. En ese entonces no se habían creado vías institucionales para dirimir pacíficamente conflictos y procesar intereses. Ahora la situación es distinta, existe un conjunto de normas y un aparato profesionalizado para que las pasiones políticas no amenacen la estabilidad. Siendo las elecciones del 2021 las primeras de la #Cuarta Transformación, las aguas revueltas serán en Morena y potenciales aliados pues en el bando contrario confluyen los que perdieron la cima, con los que nunca la alcanzaron en un mazacote de posturas, intereses y trayectorias que se auto-concebirán victoriosas con mantener el registro bajo la conducción y patrocinio de la élite Coparmex.

Las elecciones presidenciales del primer martes de noviembre en Estados Unidos registraron una participación por encima de lo esperado. La pandemia no inhibió la voluntad de expresarse, solo incrementó el voto a distancia. En México es probable que la gente se vuelque en las urnas en alto porcentaje aunque la crisis sanitaria siga en apogeo, la razón obedece a la claridad de opciones de rumbo nacional ante el elector, más allá de siglas, nombres y apellidos, de estrategias y programas. En los Estados Unidos la gente votó entre el proteccionismo y la apertura comercial amplia mientras que los mexicanos habremos de optar por el nuevo régimen en vías de alumbramiento y el viejo régimen en vías de lenta disolución.

A dos años exactos en el gobierno, López Obrador promueve con éxito algunas de las transiciones más trascendentes, separó con buenos resultados al poder político del poder económico, derivándose de la nueva situación la cancelación de privilegios abusivos y el regreso del interés general como criterio orientador del trato entre el sector privado y el poder público; el reciente anuncio de nuevas inversiones y las pláticas en torno al outsoursing ponen de manifiesto el peso mayoritario del empresariado que acepta dejar atrás el capitalismo salvaje para uno de rostro moderno, fincado en estado de derecho.

Una transición estratégica consiste en el nuevo ejercicio del monopolio de la violencia de parte del estado mexicano, violencia que encuentra su legitimación en la preservación de los derechos humanos y que consolida la preservación de libertades en situaciones de angustia colectiva como la que vivimos estos meses.

Otra transición estratégica consiste en pasar del chayote y el garrote a la réplica, el desmentido y la contraargumentación en la relación del régimen con los medios de comunicación, nada acostumbrados a que su dicho no sea tomado como verdad incuestionable.

Los faltantes

No obstante, no concuerdo con el optimismo presidencial respecto al advenimiento irreversible del nuevo régimen mientras que no evitemos que las políticas contra la corrupción se queden en el ámbito de la administración federal, cierto, el propio Poder Judicial avanza en su autoreforma en dirección a las exigencias históricas de pulcritud institucionales, pero el Poder Legislativo federal sigue como bastión de opacidad amparado en la separación de poderes: he ahí una tarea pendiente para la ciudadanía que deberá hacerse oír con su voto para fortalecer el urgente cambio en ese poder que sigue a la vanguardia de la resistencia pasiva al cambio con su bloqueo no declarado a la eliminación del fuero, escudo de  una clase gobernante que adquirió dimensiones de corrupción descomunales.

Una transición aún más rezagada es la del aterrizaje de los cambios en estados y municipios, dónde las clase locales siguen sin amoldarse a la austeridad en el modo de gobernar ni a la prevención y castigo real de la corrupción, se sigue gobernando para los notables del pueblito, como lo demuestran los memes que dan cuenta de una inversión del DIF en juegos infantiles en la colonia de Bernárdez de Guadalupe, Zacatecas, la zona residencial que emblematiza la prosperidad en Zacatecas, no es la cuantía de la inversión pública, es la mentalidad que refleja lo que trasluce el hábito compulsivo del viejo régimen de subordinar lo público a las élites grandotas o chiquitas.

Otra vez será

Un país tan grande, con tantos pisos sociales y tan multicultural reacciona a cada cambio en forma variada y a distinta velocidad, la pérdida de ingresos que sufren los medios de comunicación procedentes del gobierno federal han provocado una reacción en cadena que incluye órganos de comunicación que nunca accedieron a esos dineros, pero que ven en riesgo que los chayotes municipales y estatales también desaparezcan

En las elecciones del 2021 los mexicanos no contaremos con el compromiso democrático de los medios de comunicación salvo algunas excepciones, la plaza pública serán las redes.




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