A cincuenta años

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

Hoy México se adentra en un proceso de sucesión en dónde el respeto a la voluntad ciudadana mayoritaria tiene más garantías que nunca.

Los pueblos han necesitado de los Villa y los Zapata tanto como de los Madero y Pino Suárez, de los Ché Guevara como los Salvador Allende para dirimir entre proyectos de nación.

Cincuenta años después del brutal golpe de Estado en Chile, los países latinoamericanos van consolidando, a tiros y tirones, la vía electoral pacífica para los cambios en sentido popular y libertario que cada pueblo anhela. Hoy México se adentra en un proceso de sucesión en dónde el respeto a la voluntad ciudadana mayoritaria tiene más garantías que nunca.

Desde hace más de un año y antes que se colocara la primera lona y se pintara la primera barda, Claudia Sheinbaum se colocó como delantera indiscutible según las encuestas ordenadas por medios de comunicación claramente contrarios a la Cuarta transformación, la tendencia se ratificó en cada estudio demoscópico posterior, incluyendo los de medios internacionales. Tal circunstancia anula las posibilidades de sacar provecho de los ríspidos señalamientos al proceso   de Marcelo Ebrard de parte del priismo, panismo y perredismo.

Las empresas que practicaron las encuestas que ratificaron a Claudia como vencedora indiscutible son plenamente identificadas y los resultados de cada una del dominio público.

El proceso se cumplió de principio a fin conforme al calendario anunciado.

Tanto el diseño de las muestras como el trabajo de campo fueron acompañados por representantes de cada “corcholata”.

La modalidad de que el encuestado llene una papeleta permite disponer del acervo documental que hace imposible la falsificación de resultados.

La alianza PRI PAN PRD no pudo completar el proceso anunciado, pues canceló la votación de los dos millones que se habían inscrito en su plataforma ante el obvio temor de que Beatriz Paredes rebasara a Xóchitl Gálvez.

Lo que es indiscutible es la confrontación democrática de dos grandes proyectos de nación y que será la voluntad mayoritaria expresada en urnas la que prevalecerá, para llegar a este nivel de construcción democrática los mexicanos hemos dado luchas que nos hermanan con otros pueblos.

Del gorilismo al golpismo judicial-mediático

Salvador Allende luchó contra corriente, su convicción de que el voto es el camino era voz en el desierto. Existía la amarga certidumbre de que solo las armas harían posible el cambio en Uruguay con Tupamaros, Argentina, Montoneros, Nicaragua, Sandinistas, El Salvador Farabundo Martí, Colombia las FARC, M 19 y ELN, en Guatemala la UGNG en México las guerrillas rurales de profesores y urbanas de estudiantes y obreros.

La brutal operación planeada desde Washington marcó a una generación de latinoamericanos. La muerte de un idealista pacifista a manos de un traidor al servicio de los apetitos imperiales del gobierno norteamericano nos recordó “la decena trágica”, los crueles asesinatos del Madero Y Pino Suárez, la repugnante traición de Huerta y la crueldad desatada de las élites porfirianas buscando regresar por sus fueros sin imaginar que desatarían la furia armada del pueblo que los arrasaría.

El mundo cambia, el voto se instala como el camino, Salvador Allende como el Cid campeador ha ganado la batalla.  El golpismo no renuncia a sus propósitos, cambia de métodos, ya no busca generales dispuestos a hacerles el trabajo, busca jueces y medios de comunicación.

La máxima autoridad judicial de Brasil reconoció en días pasados que el proceso mediante el cual se encarceló a Lula fue “el peor error judicial de la historia”, se dispone a investigar a Sergio Moro, el juez que estuvo a la cabeza de la embestida judicial contra el gobierno del nuevamente presidente de Brasil gracias al voto ciudadano. El podrido poder judicial en Argentina repite la estrategia brasileña al inhabilitar a Cristina Kichner a la que los conservadores de ese país jamás lograrían derrotar.

En Guatemala se registra la más descarnada conspiración judicial contra Bernardo Arévalo, presidente electo que encarna los anhelos de cambio de nuestro vecino del sur, por lo pronto, desconocen la personalidad jurídica del partido que lo postula y prohíben que los diputados afines ocupen cargos de relevancia en el poder legislativo.

El reto nuestro

El golpismo mexicano también recluta jueces en vez de generales, el sabotaje permanente mediante amparos contrarios al interés general ha sido la estrategia auspiciada por el sector adinerado de la oposición cuya cabeza visible es Claudio X. La pretensión de destituir al presidente López Obrador que se asomó en la SCJN refleja como segmentos del poder judicial mexicano han sido afiliados a la lógica del golpismo contemporáneo.

Alguna vez fue inevitable la lucha armada hoy, venturosamente, los mexicanos, al igual que otros pueblos, hacemos del sufragio efectivo una realidad.

Hoy el reto estriba en modelar un poder judicial que acate la voluntad general para que sirva al interés general, mientras que terminan de diluirse los resabios del golpismo oligárquico.

Nos encontramos el jueves en Recreo

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