La fe edifica puentes de muchos pisos
Las diferencias entre las personas y los pueblos deben ser lugares de búsqueda, encuentro y acogida.
Las diferencias entre las personas y los pueblos deben ser lugares de búsqueda, encuentro y acogida.
Vamos de sorpresa en sorpresa; al navegar no sabemos qué tempestades vamos a encontrar en el trayecto.
El verbo ‘transfigurar’ es definido como ‘hacer cambiar de figura o aspecto a alguien o algo’.
En el Evangelio que escuchamos el último domingo de julio, Jesús nos lleva de la mano para que aprendamos a caminar con pasión por la vida y más allá de ella.
No todo el tiempo ‘salen las cosas’ como uno quisiera, ni los deseos están bien fundamentados.
Nuestra firme convicción es que Dios no tira la semilla y se retira; trabaja siempre, no descansa.
El grito gozoso de Jesús reconoce las maravillas de Dios en el diario vivir de la gente sencilla.
El ‘cambio de casa’ no deja al discípulo a la intemperie.
La misión es una gracia que pide corresponsabilidad y cercanía con la gente cansada y abatida de nuestro tiempo.
¿Qué pasó realmente alrededor de aquella mesa, en aquel tiempo? ¿Qué podemos aprender, discernir y aplicar en el tiempo que vivimos?
Los cristianos confesamos que Dios es Trinidad de amor, no una fría fórmula doctrinal, mucho menos un señorón de mal genio.