Las situaciones de incertidumbre y complejidad que vivimos pueden ser oportunidad para sacar lo mejor del corazón humano.

No siempre salen las cosas como pensamos y deseamos. Estamos sometidos a diversos factores.

Jesús exhorta a sus seguidores a ser coherentes y a edificar una comunidad de hijos, hermanos y seguidores de un solo guía.

La respuesta de Jesús es impecable en claridad, sencillez y contenido.

El cristiano está llamado y es enviado a hacer presente el Evangelio en todo ámbito y circunstancia.

La fiesta es parte fundamental de la vida, sobre todo, en sus momentos más significativos…

En el plan de salvación de Dios todo estaba preparado para que la viña diera frutos.

El tema de la viña y los viñadores se hace presente con insistencia en la liturgia.

El perdón debería ser una constante en la vida del cristiano.

Jesús propone un camino progresivo: la reconciliación personal; la reconciliación a través de la mediación de otros.

El fruto grande de la vida está en aceptar, asumir y vivir de acuerdo con la cruz redentora de Cristo.

Jesús busca conocer el grado de aceptación de su identidad/misión; también decidir a quién “dará las llaves del Reino de los cielos”.