El círculo del olfato
El Papa Francisco nos ha recordado que los pastores deben ‘oler a oveja’ y las ovejas deben ‘oler a sus pastores’ que, a su vez, deben irradiar al Buen Pastor.
El Papa Francisco nos ha recordado que los pastores deben ‘oler a oveja’ y las ovejas deben ‘oler a sus pastores’ que, a su vez, deben irradiar al Buen Pastor.
Aceptar a Jesús Resucitado es un acto de fe y ésta exige una respuesta personal y comprometida.
El Domingo pasado Jesús Resucitado aparece muy activo atendiendo a los suyos que están “muertos de miedo”.
La resurrección de Jesucristo es el anuncio de vida por excelencia.
Todo es pasión: la del Hijo de Dios que vive la subida al Gólgota hasta el extremo del amor; y las nuestras, que no alcanzan a recorrer con amor sereno las estaciones del viacrucis de la vida.
Jesús responde a la búsqueda de todos los seres humanos con la imagen del grano de trigo. Se trata de dar frutos, no de tener éxito.
En la medida en que el ser humano opta por la luz y obra con la verdad va decidiendo con claridad su futuro, su juicio, su eternidad, su presente, su historia de salvación.
Las prácticas cuaresmales valen poco si no logran perforar el santuario secreto del corazón y ayudan a hacer las cosas ‘de todo corazón’; esto es mucho más que hacerlas por costumbre o tradición.
Este gran tiempo de conversión apunta hacia el futuro luminoso que solamente Dios Todopoderoso puede dar, que “ni ojo vio ni oído oyó”.
La Cuaresma aporta el trazo del camino, las señales de tránsito, los ‘aguajes’ para satisfacer la sed del peregrino, la medicina de la misericordia.
No hay duda que el querer, cuando tiene como origen y fundamento el amor, es capaz de romper barreras, muros, escollos.
La misión de Jesucristo es salvarnos venciendo desde la raíz el pecado, el mal, la muerte.