Día de la Candelaria
Es un sincretismo entre las culturas prehispánica, católica y judía que se ha venido modificando con el correr del tiempo.
Siempre que partimos una rosca de reyes alargamos las intenciones de hacer dieta hasta el dos de febrero, día en que con gusto nos comemos los tamales patrocinados por el que tuvo la dicha de que le saliera el niño y, previo a entrar de lleno a tan esperada fecha, vale al pena también darle una vuelta la origen de la rosca de reyes.
Esta tradición comienza en la Edad Media por allá del siglo dieciséis en países europeos como Francia y España. Ésta llega a México durante la conquista y desde entonces es costumbre partir una rosca de pan, la cual tiene forma circular que simboliza el amor eterno del creador el cual no tiene ni principio ni fin; las frutas secas que adornan el pan simbolizan las joyas incrustadas en las coronas de los reyes magos y el muñequito escondido representa al niño Jesús.
Como ya sabe, en nuestro país a quien le toca la figura del niño el 6 de enero lo debe de cuidar hasta el 2 de febrero en el cual celebramos a la Candelaria, fecha que llega exactamente 40 días después de la navidad (el 2 de febrero) y se debe a que en este día la virgen se purificó después del nacimiento y llevó velas a la iglesia para que fueran bendecidas; así la rutina del festejo original.
Según historiadores y sociólogos, el festejo del día de la Candelaria en nuestro país es un sincretismo entre las culturas prehispánica, católica y judía que se ha venido modificando con el correr del tiempo. Por la parte católica la creencia se explicó anteriormente sumándose a esta el vestir al niño.
Por su parte, la religión judía nos aporta ciertas influencias del libro de Vaikrá donde se indica que las mujeres a los 40 días de dar a luz, tenían que ir a la iglesia a purificarse y dar gracias a dios con una paloma. Con el paso del tiempo se sustituye la paloma por una candela y desde ese cambio al 2 de febrero se le conoce como el día de la Candelaria según el historiador Arturo Cardoso.
En cuanto a lo prehispánico, el mismo historiador señala que el día en que la virgen fue purificada y da gracias a la iglesia, los mexicas celebraban el principio del Atlcahualo -inicio de temporada de siembras. En esta fiesta llevaban a bendecir el maíz que luego se sembraría como tributo a Tláloc y Chachitlicuetl con el fin de obtener buenas cosechas.
Gracias a esto, en la época del virreinato y con la evangelización de los pueblos indígenas se da la mezcla entre tradiciones y se volvió costumbre en lugar de bendecir el maíz comer tamales justo cuando se cumplen 40 días del nacimiento del niño Jesús.
Actualmente y a ojos de Don Arturo, el día de la Candelaria se puede celebrar de dos formas; la primera con una procesión dedicada a la virgen con música y pirotecnia o cuando los creyentes presentan a sus niños en misa vestidos con diversos atuendos. Claro esta que después de esto se dan como alimento unos deliciosos tamales.
El vestir al niño es una tradición que no tiene una clara respuesta pero se cree que deriva de la época del virreinato donde las monjas de aquella época lo hacías emulando a lo hecho por la virgen en su momento.
Se estima que existen en nuestro país alrededor de 100 modelos distintos para vestir al niño, moda reforzada en 1975 por la Casa Uribe, empresa dedicada a ofrecer decenas de modelos para su elección. Si quiere vestir o comprar un niño independiente al mercado cercano a su casa, en la CDMX está la calle Talavera en el centro histórico donde encontrará todo tipo de trajes, desde las tradicionales, modernos indígenas o charros. Le aseguro que si acude allí, encontrará el atuendo indicado a su gusto.
Para terminar agradezco a la revista México Desconocido, misma que sirvió de referencia para esta leve descripción.
Cambiando drásticamente de tema, le comento también que se acerca el primer puente del año mismo que servirá como referencia a lo que debemos de esperar los turisteros para este 2023. Sin duda es un año retador donde esperamos se revierta un poco la percepción que se tiene de nuestro estado y mejoren sustancialmente nuestras autoridades en cuanto al tema de la inseguridad.
Insisto, aunque nos digan que tratamos de minimizar el problema por el tema de inseguridad, los ciudadanos no podemos hacer mucho solo el denunciar y estar pendientes podríamos considerarlo como parte de nuestra obligación pero por la percepción si podemos hacer mas ya que en nuestro querido Zacatecas a pesar de todo lo malo ocurren también cosas buenas, mismas que no nos caería nada mal las publiquemos y demos a conocer. Los números se ven según quien los interpreta, aprendamos y hagamos costumbre enseñar también lo positivo ya que la industria del turismo necesita de todos para que regrese a ser lo que fue hace algunos años.
Como siempre, deseo lo mejor a los turisteros de Zacatecas y que sea un puente que comience a marcar diferencia donde los bueno salga a flote.
Hasta la próxima.