Zacatecas, obligado a buscar mejor educación

Simitrio Quezada.
Simitrio Quezada.

Para bien y mal, todo humano aprende más por la experiencia que por la teoría. El aprendizaje, además, queda mejor sentado si lo acompaña un sentimiento.

La educación es al tiempo proceso humano, cultural, permanente, registrable, heredable y muchas veces colectivo. Nos referimos a la educación como algo más cercano a la formación del carácter que al procesamiento de información en el cerebro: lo que implica más la mera instrucción o conocimiento.

Para bien y mal, todo humano aprende más por la experiencia que por la teoría. El aprendizaje, además, queda mejor sentado, fijo, si lo acompaña un sentimiento. La mejor enseñanza se distingue por su buena intensidad. Por eso es tan importante que en la escuela, en cualquier nivel, se continúe jugando, riendo, conviviendo, disfrutando.

La socialización es fundamental en tanto que adiestra al educando en algo tan decisivo como el trabajo de equipo.

Zacatecas, nuestra entidad, está obligada a buscar una mejor educación. De pronto vemos demeritarse en el concierto nacional el buen nombre del estado. Lastimero resulta que, amén de que lo haga por interés político, un senador diga ahora que ser zacatecano es peor que ser violador de niños. Lastimero resulta que, por encima de la belleza natural de la capital y los municipios de nuestra entidad, por encima de la grandeza de espíritu de la gente que aquí habita, los índices delictivos se paseen en los foros informativos y de opinión nacionales.

“Juntos somos paz” dice la reciente consigna gubernamental. Me gusta el orden de la redacción: primeramente, todas y todos debemos estar de veras involucrados en el “Juntos”. Después viene la acción o estado: “Somos”. Tras el verbo copulativo, llega “Paz”. No viene haber concordia ni tranquilidad sin las acciones de un colectivo que de veras se mantenga cohesionado, olvidando diferencias.

Todo eso puede darse al fortificar la educación en el estado de Zacatecas. Privilegiemos no sólo la pedagogía, educación para los infantes, sino también la andragogía, educación para los hombres y las mujeres que vivimos la edad adulta.

Zacatecas está obligado a buscar una mejor educación. Una que se impulse desde la Secretaría en el nivel estatal, sí, y que también sea impulsada desde los ayuntamientos, desde las iglesias, desde las asociaciones civiles.

Hablamos de un fuerte antídoto contra la violencia, sobre todo la que puede nacer, cuyo advenimiento podemos bloquear. Docentes, ministros de culto, funcionarios, periodistas, obreros, políticos, ancianos y niños podemos retomar lo más valioso que reconocemos en la educación elemental. Es ésta una gran virtud del ejercicio de hacer comunidad: una muy grande y muy hermosa que se llama estado de Zacatecas.

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