
Sigifredo Noriega Barceló.
Con la resurrección de Jesucristo la vida cobra una orientación distinta: la plenitud del Amor está al alcance de la fe en el Resucitado.
“Por qué buscan entre los muertos al que está vivo”
Lucas 24,1-12
¡Éste es el día que hizo el Señor!
¡Es el amanecer más luminoso y esperanzador de la humanidad!
Lo anuncia María Magdalena, convertida en apóstol.
Lo procesan Pedro, los apóstoles, los testigos…
Los discípulos de todos los tiempos.
Es el día de la misericordia sin fin.
Se ofrece a todos, como el día que amanece para todos.
¿Puede haber oferta más vivificante, esperanzadora, comprometedora?
“¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?
La pregunta-invitación llega como voz que anuncia al mismo tiempo la respuesta: “No está aquí, ha resucitado”.
¿Ha resucitado?
¡HA RESUCITADO!
Al principio miedo, dudas, incertidumbre.
Luego asombro, confianza, aceptación, compromiso.
La resurrección de Jesucristo es el anuncio de vida por excelencia.
¿Delirio de algunos despistados?
¿Vida que bulle en las entrañas de la vida?
Imposible para los que buscan entre los muertos al que está vivo.
Posible para el que cree y busca entre los vivos al que VIVE.
Es la oferta de posibilidad de vida nueva para toda persona.
En cualquier entorno, en toda situación.
Es el anuncio de la vida sin fin, para siempre.
Con la resurrección de Jesucristo la vida cobra una orientación distinta: la plenitud del Amor está al alcance de la fe en el Resucitado.
Creer en el Resucitado es creer en el valor de la vida, de toda vida, desde su inicio hasta el final natural.
El que cree en Él, anuncia la vida, celebra la vida, se compromete con la vida.
Creer en el Resucitado es soñar en la posibilidad de un mundo nuevo y trabajar incansablemente por hacerlo realidad.
Es anunciar gozosamente un ambiente y un orden nuevo basados en la fuerza del amor que se traduce en misericordia y solidaridad.
Es la verdadera paz… ÉL ES NUESTRA PAZ.
Es la garantía de nuestra esperanza… ÉL ES NUESTRA ESPERANZA
¡Éste es el día que hizo el Señor!
Domingo a domingo iremos saboreando la oferta de vida del Resucitado.
Día a día podremos levantarnos con la firme esperanza de que Dios cumple sus promesas.
Dichosos los invitados a la mesa del Resucitado.
¡Muy felices Pascuas de Resurrección!