Retroalimentación de vida

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

Voy a aprovechar este espacio para hacerle a usted una confesión: Siempre he sido muy despreocupado con respecto a lo que otros piensan de mi. Hasta ahora lo había considerado como una forma humilde y sencilla de vivir mi vida sin afectar la de otros (ni negativa ni positivamente). Hoy me doy cuenta de que … Leer más

Voy a aprovechar este espacio para hacerle a usted una confesión: Siempre he sido muy despreocupado con respecto a lo que otros piensan de mi. Hasta ahora lo había considerado como una forma humilde y sencilla de vivir mi vida sin afectar la de otros (ni negativa ni positivamente). Hoy me doy cuenta de que esto puede ser un error.

Tal vez, pretendiendo ser humilde y de bajo perfil, muchas veces se peca de vanidad al no detenerse preguntarles a los que se encuentran alrededor no un “¿qué opinas de mi?” sino empezar con un sencillo “¿y tú qué opinas?” refiriéndonos a tal o cual tema que, en realidad, sólo será la punta del iceberg de lo que puede llegar a ser una muy interesante conversación y en la que yo acabaré descubriendo lo que esa persona opina de mi al ir entendiendo lo que opina de mis argumentos. Como sea, el caso es que si uno quiere ser mejor persona ¿cómo lo va a lograr sin la retroalimentación adecuada? De igual manera, si se quiere aportar a la riqueza personal de otra persona ¿cómo va a lograrse aquello si uno se mantiene encerrado en su propia esfera de cristal?

Y no se trata, por supuesto, de renunciar a los propios principios y convicciones. Siempre hay que poner en duda, claro está, de qué manera se está siendo leal a los mismos y es precisamente aquí donde viene de maravilla el saber cómo se está siendo percibido por los demás, sobre todo si se está en la carrera por hacer el bien.

Y, ¿sabe usted qué? Muchas veces la mejor retroalimentación que se puede recibir está en conversaciones casuales y con personas sencillas. Hay más sabiduría sobre la vida ahí de lo que usted puede imaginar. Sobre todo, en los ancianos, por supuesto. No por nada en todas las culturas los ancianos ocupan un sitio especial y hasta llegan a ser considerados como sabios; en algunas de ellas son todavía los que gobiernan pequeñas comunidades.

¿Me aceptaría un consejo? No vaya usted a una conversación viendo a ver qué le enseña al otro. Vaya a ver qué aprende de ahí.




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