Poder para servir

Huberto Meléndez Martínez.
Huberto Meléndez Martínez.

Dedicado a la Dra. Gema A. Mercado Sánchez, con reconocimiento y admiración El auditorio estaba lleno por la presencia de más de un centenar de profesores que asistieron a recibir un documento importante. Los acreditaba como titulares de los mandos intermedios, que a partir de ese ciclo escolar estarían cumpliendo con alguna Función Directiva, como … Leer más

Dedicado a la Dra. Gema A. Mercado

Sánchez, con reconocimiento y admiración

El auditorio estaba lleno por la presencia de más de un centenar de profesores que asistieron a recibir un documento importante. Los acreditaba como titulares de los mandos intermedios, que a partir de ese ciclo escolar estarían cumpliendo con alguna Función Directiva, como Subdirectores, Directores de Escuela, Asesor Técnico Pedagógico o Supervisor de Zona Escolar.

La solemnidad del evento era notoria por la conformación del entorno, la mesa de honor (presídium), constituida por otros funcionarios gubernamentales, el lenguaje elocuente de la maestra de ceremonias; también por la pulcra y formal indumentaria de los ahí reunidos.

Como era de esperarse, dos acciones eran relevantes en aquella reunión: uno, hacer la entrega de los nombramientos y otra, el discurso central.

La titular de aquella Secretaría de Educación, luego de agradecer la presencia de las autoridades y del público, parafraseó, aproximadamente este mensaje:

“Son ustedes quienes por méritos propios hoy acceden a un Cargo Directivo en el organigrama de esta Institución, bienvenidos a sumar su esfuerzo para el crecimiento de la eficiencia educativa ofertada a la infancia y adolescencia de nuestra Entidad Federativa.”

“Hoy adquieren una posición de poder, pero quiero decirles cómo debe concebirse ese término”.

“Son depositarios del poder para ser puntuales (en la asistencia al cumplimiento de sus funciones), para hacerse responsables de la comunidad a su cargo; para trabajar con ahínco; para ser amables, tolerantes, de pensamiento abierto y flexible; para buscar la actualización  profesional (no todo lo puede otorgar el Estado), tendiente a encontrar mejores niveles de eficiencia”.

“Como son nuevos en el puesto, se espera contar con su entusiasmo, dinamismo, ejercer con humildad y sencillez”.

“Ahora ostentan poder para servir, ayudar, facilitar, contribuir, dirigir, armonizar, para evitar abusos, para incidir en construir un buen ambiente laboral. Implica dar un buen trato, lo cual ayudará fehacientemente a dignificar la función. Están llamados a dar un buen ejemplo…”.

Los docentes galardonados consiguieron esa distinción por haber aprobado una evaluación implementada por el Gobierno Federal, obtuvieron los puntajes más altos y recibieron plazas vacantes.
El contenido del discurso obedeció a que lamentablemente se advierte crisis en la administración pública. La historia muestra numerosos casos desafortunados donde se abusa del poder en beneficio personal, se practica la deshonestidad lesionando la honorabilidad tanto de la profesión, como de las instituciones y del crecimiento social.

Necesariamente debe concebirse que cuando una persona ostenta una categoría distinguida de los demás, es que se encuentra en mejor condición para ejercer. Enaltece la función la oportunidad de servir. Evitar servirse del puesto.

Es difícil garantizar el grado de asimilación del mensaje en los asistentes a aquella ceremonia oficial, porque el estado anímico de la concurrencia quizá se concentre en la emoción del beneficio recibido, distrayendo la atención de la pretensión medular.

La educación tiene esa componente ingrata de incertidumbre, análoga a la agricultura. El esperanzado sembrador nunca sabe qué tan prolífica puede ser la semilla.

 




Más noticias


Contenido Patrocinado