Noble aspiración

Huberto Meléndez Martínez.
Huberto Meléndez Martínez.

Dedicado al señor Gabino Ramírez de la Paz, por ser entusiasta en el desarrollo comunitario Entre sorpresa, orgullo y una gran expectativa se iluminó el semblante del presidente del Comisariado Ejidal, ante la propuesta de solución que estaba haciendo el profesor, sobre una situación a resolver. Con motivo de disponer de fondos para acudir a … Leer más

Dedicado al señor Gabino Ramírez de la Paz, por ser entusiasta en el desarrollo comunitario

Entre sorpresa, orgullo y una gran expectativa se iluminó el semblante del presidente del Comisariado Ejidal, ante la propuesta de solución que estaba haciendo el profesor, sobre una situación a resolver.

Con motivo de disponer de fondos para acudir a una competencia deportiva entre escuelas secundarias, se había organizado un festejo con fines de lucro en la comunidad.

Padres, madres de familia y autoridades estaban siempre dispuestos a apoyar las necesidades escolares, pero en esta ocasión había un inconveniente serio. La fecha disponible por un grupo artístico coincidía con el día de la asamblea ejidal, la cual por tradición y relevancia era inamovible.

Parte de esa tradición histórica es que las reuniones se realizaban de noche, dando oportunidad de que los ejidatarios terminaran con las actividades del campo y atención a su ganado.

Decidieron hacer un cambio, obligados por las circunstancias. La junta se realizaría a partir de las 11 de la mañana, aprovechando que sería en sábado que, por ser día inhábil, los hijos podrían ayudar en esas labores, generando tiempo a sus papás para acudir a tan importante sesión.

“¿Y cómo informarles a los asambleístas del cambio?”

La sugerencia del maestro era enviar un escrito al hogar de cada ejidatario, contando de antemano con la colaboración de los estudiantes de la escuela secundaria, mismos que se hospedaban en los domicilios de la localidad.

Hubo una breve resistencia del comisariado porque disponer de esos documentos implicaba trasladarse a Torreón, Coahuila, distante a unas seis horas por camino de terracería, con los consabidos gastos de la comisión.

El docente declaró “Los volantes los hacemos aquí en unos quince minutos”, mientras colocaba sobre el escritorio un mimeógrafo rústico para imprimir el volante.

Absorto el señor vio teclear en la máquina de escribir el esténcil con el aviso. Observó que era una hoja de material especial que se perforaba en cada letra, luego colocada entre una hoja de papel y una tela delgada con perforaciones parecidas a las medias de las damas, y colocarle una delgada capa de tinta que era esparcida con un rodillo.

Asombrado veía las hojas, quizá pensaba en que una imprenta era algo más sofisticado e inalcanzable para tener cerca. No la imaginó de manera tan sencilla y práctica.

Embelesado pensó en voz alta: “¿Hay una máquina así en este rancho?”, su rostro reflejaba estupor, evidenciando las deducciones del subconsciente, al considerar que en kilómetros a la redonda difícilmente podría alguien conocer un artefacto similar y usarlo en las diversas actividades que implican una reproducción tan rápida.

Don Gabino personaliza a los individuos que contagian entusiasmo, ganas de implementar proyectos o acciones de beneficio social, sin pretender reconocimientos o denominaciones de representación política. Le es suficiente sentir la satisfacción de ver la mejoría de la vida de los demás.

Sus aspiraciones de pertenecer a una población empeñada en mantener un prestigio de organización comunitaria, se iba haciendo realidad.

*Director de Educación Básica Federalizada




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