La fuerza de la democracia

Hoy en la Opinión de Jaime Santoyo Castro.
Hoy en la Opinión de Jaime Santoyo Castro.

La democracia es un valor social que se ha ido ubicando en el concierto de naciones como un sistema de vida que tiene por objeto tomar en consideración las diversas ideas, posturas, opiniones y/o creencias políticas, de manera que no sea una sola postura la que domine a las demás, sino la que sea determinada … Leer más

La democracia es un valor social que se ha ido ubicando en el concierto de naciones como un sistema de vida que tiene por objeto tomar en consideración las diversas ideas, posturas, opiniones y/o creencias políticas, de manera que no sea una sola postura la que domine a las demás, sino la que sea determinada fundamentalmente por las mayorías.

Cuando la población debe tomar una decisión, marcar un rumbo, elegir a quien la gobierne, etc., la democracia juega un rol muy importante porque le da oportunidades iguales a todos para decidir, es decir: para la democracia, todos los seres humanos valen lo mismo, independientemente de su condición económica, política, social, raza, sexo, edad, ideología, preparación, grado de estudios, etc.

La democracia se fundamenta en la libertad, en el uso del libre albedrío, las que a su vez se sustentan en el estado de derecho y si no hay respeto por el estado de derecho, no lo habrá para la libertad ni para la democracia.

Es tal la fuerza de la democracia, que el voto de las mayorías se impone al de cualquier otro por poderoso que sea, pues el voto lo gana el que tiene la capacidad de convencer, con argumentos reales o ilusorios, con preparación o sin ella, con posibilidades de éxito en la tarea de gobernar o no, con planes y programas reales y posibles, pero fundamentalmente siendo muy identificado por el electorado, por sus propuestas y sus ideas, que se apegan a las aspiraciones y exigencias de la gente.

La democracia ofrece libertad para participar y para decidir, pero no da recetas mágicas, no asegura que quien contiende tenga calidad, ni conocimiento absoluto, ni siquiera respeto por los derechos de los demás. La avalancha de popularidad no repara en detalles de esta naturaleza y el ejemplo lo tenemos en Estados Unidos, donde muy poca gente creía en que Trump ganaría y, aún siendo Presidente, vemos que gobierna con un gran desprecio por los latinos y otras razas, pero conserva muchas posibilidades de reelegirse, con el voto incluso de los latinos.

Este ejemplo es una afrenta para la democracia, pero quienes creemos en ella, no podemos ignorar su fuerza.

La población en general debe medir plenamente la fuerza de la democracia, que no puede ser ignorada, ni acallarla con argumentos superficiales. Es muy seria y se debe de respetar.

¡Feliz 2020!

 

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