Lecciones sobre la marcha de AMLO

Jairo Mendoza.
Jairo Mendoza.

De acuerdo con cifras del gobierno de la Ciudad de México, en el evento participaron cerca de un millón 200 mil personas.

En un hecho inédito que solamente Lázaro Cárdenas mediante su “marcha del progreso” se atrevió a realizar hace casi 90 años, el pasado domingo 27 de noviembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador convocó a una marcha para celebrar los cuatro años de su mandato, en donde más allá de la marcha, demostró su músculo político con miras a las elecciones del 2024 y el porqué es uno de los mandatarios con mayor aprobación en el mundo.

De acuerdo con cifras del gobierno de la Ciudad de México, en el evento participaron cerca de un millón 200 mil personas, pocas más, pocas menos; lo cierto es que hubo un gran contingente apoyado por diversos actores políticos como los propios gobernadores de algunos estados, senadores, diputados, funcionarios locales, estatales, federales, empresarios, académicos, líderes sociales y sobre todo miles de personas que simpatizan con el presidente.

Es interesante analizar como al presidente lo quisieron medir sus adversarios con su propia marcha “En defensa del INE”, sin embargo, recordemos que si de algo se puede jactar el presidente, es que para megamovilizaciones nadie lo supera. AMLO es el mayor activista social de las movilizaciones de las últimas décadas en el país, y no lo digo yo, pruebas hay muchas.

Para los conocedores en la materia, hay grandes diferencias entre movilización y acarreo; no cualquier personaje y menos en política logra una movilización en torno a su figura como la realizada el pasado fin de semana. Por lo general, las grandes movilizaciones se dan por causas o movimientos en común, y muy pocas veces es el actor y el mensaje, y que las masas se puedan movilizar en torno a él.

Es necesario comprender la antropología de los términos: la movilización implica una planeación, una organización y una logística para actuar por convicción. En contra parte, el acarreo implica el actuar bajo una obligatoriedad u estímulo respondiendo a intereses específicos. Desde mi punto de vista, en la marcha de AMLO las multitudes acudieron por convicción.

Por otro lado, para comprender mejor la repercusión de esta movilización, es importante recordar que AMLO no solo tiene los niveles más altos de aprobación, sino que es uno de los políticos que genera más sentimientos entre los mexicanos: o puede provocar una intensa atracción, o puede provocar un intenso rechazo. Pero a muy pocos mexicanos les resulta indiferente su figura.

Probablemente, una de los acontecimientos que mejor retrata lo diferente que fue esta marcha presidencial, fue el hecho de que AMLO caminó durante casi cinco horas, abriéndose paso en medio de las masas; hay una foto impactante que ilustra esta escena y que el propio New York Times público en su medio.

La lección principal que dejó esta movilización es que AMLO mostró el gran poder de convocatoria que tiene y sobre todo el respaldo popular; y quien lo suceda, tendrá un enorme reto por delante, que será ante todo mantener el apoyo de la gente en torno al proyecto de la 4 T, una tarea nada fácil.




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