Valorar a los mayores de la familia

Creemos que ya no están para ayudarnos, que ya no piensan bien, que nos van a regañar, que se van enfermar; pero esto está muy lejos de la realidad.

Me he fijado que a medida que pasan los años las relaciones de la mayoría de las personas con los adultos mayores de su familia, como los padres y los abuelos, van de bajada. Lo que quiero decir es que con esta “cultura del descarte” en que vivimos, de que lo que ya no me sirve lo desecho, los subestimamos y no los tomamos en cuenta, no tratamos de preguntarles, no intentamos contarles lo que nos pasa y muchas veces evitamos decirles alguna verdad.

Creemos que ya no están para ayudarnos, que ya no piensan bien, que nos van a regañar, que se van enfermar; pero esto está muy lejos de la realidad.

Una amiga mía que está muy enferma, el otro día me dijo que de toda su familia, de la que son 7 hermanas, su mamá que ya es una ancianita es la que le está dando más apoyo, la que más le da fuerzas, la que la ha acompañado más en su enfermedad y que le da ánimos de que ella puede, y que a pesar de su edad le está transmitiendo paz, fuerza y tranquilidad.

Yo personalmente, cuando he tenido algún problema serio con mi esposo o con mis hijos he tenido la grata experiencia de que cuando lo platico a mis papás encuentro un verdadero consuelo, palabras de apoyo y consejos que me han servido mucho para resolverlo.

Me acuerdo que un compañero de la escuela por no querer mortificar a su papá con sus problemas económicos se arrepintió tanto de no haberle dicho ya que él se murió de repente y tenía muchas posibilidades económicas y pudo haberlo apoyado más con sus consejos y con la herencia si él le hubiera contado.

Una tía que por la edad ya tenía muchos achaques, estaba muy enojada pues se enteró por alguien ajeno a su familia de que su hermana que vivía lejos se había muerto, sus familiares por no querer que se enfermara más no le querían dar la noticia, pero como ella les dijo, ella tenía el derecho de saber y también de llorar la pérdida de su hermana.

Cuando hay una situación seria en la familia como un divorcio, la muerte de un familiar, un problema económico, u otro problema grave, las personas mayores como miembros de la familia tienen derecho a saber la verdad porque la mayoría de las veces con su experiencia de la vida, con sus consejos son un apoyo para toda la familia.

Hay que reflexionar y darnos cuenta de que las personas mayores son fuertes de espíritu; su vasta experiencia, sus vivencias, sus problemas, su desarrollo familiar, económico y social que han tenido a lo largo de su vida, los han hecho personas con la capacidad, por un lado, de dar buenos consejos y apoyarnos ante nuestros problemas y, por otro lado, de ser fuertes y aguantar las malas noticias.

Ellos son las columnas de nuestras familias y son y quieren sentirse útiles, y es muy deprimente para ellos el saber que los hacemos menos, el saber que no los tomamos en cuenta cuando saben que pueden ayudar. Seamos humildes y sabios y pidámosles consejos, no desperdiciemos el tiempo y aprovechemos que todavía están con nosotros.




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Isabel Orendain

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