Arma de dos filos

La tecnología nos ha llegado de repente, no hay reglas éticas ni sociales ni morales para saber cómo usarla.

El Facebook, el Instagram, el Twitter, el Tiktok son herramientas que ahora en esta época se han hecho indispensables para muchos de nosotros, la verdad es una necesidad creada de los últimos tiempos y para mi gusto es tan nocivo como benéfico.

Cuando los usamos para enseñar cosas personales, mostramos lo mejor de nosotros, nuestros mejores momentos, las mejores fotos. Es muy común entre los jóvenes que cuando les quieren presentar en una cita a alguien, antes de verla y quererla conocer la buscan principalmente por el Instagram y Facebook y o se desilusionan porque no les gusta ni la persona, ni su ambiente; o se emocionan porque muestran su mejor cara, la más alegre, la más divertida, la más guapa. Pueden perder una súper oportunidad de conocer a alguien que valga la pena, o pueden decepcionarse pues cuando se conocen no era ni tan guap@ ni tan divertid@, ni tan feliz, en realidad era una persona normal.

También mostramos que en una reunión nos la pasamos increíble y seguramente sólo fue en el momento de la foto y la gente que lo ve se lleva una opinión totalmente irreal y esto muchas veces puede causar envidias o tristezas la más de las veces infundadas. Me ha pasado que gente se deja de hablar con un buen amigo porque no la invitaron a una reunión o fiesta qué no tenía ni porqué enterarse pero alguien cometió la indiscreción y la subió a estas redes.

Toda esta tecnología nos ha llegado de repente, no hay reglas éticas ni sociales ni morales para saber cómo usarlo, todavía estamos en pañales; muchas veces son nocivos porque nos pueden causar malinterpretaciones, bullying, envidias, tristeza porque no nos ponen likes o buenos comentarios y muchas veces hasta suicidios porque los personas inmaduras casi siempre los niños o jóvenes se comparan con sus amigos y ven que todo es felicidad, alegría, todo son viajes, riqueza y ellos ven que su vida no es así, se comparan y se suicidan.

La parte buena  es que casi en el momento nos enteramos de una noticia, o podemos disfrutar de un concierto, de un lugar, de un paisaje sin estar allí, podemos también contactar con antiguos amigos o personas que nos interesa volver a saber de ellas; podemos enterarnos de nuevos descubrimientos, saber más de lo que nos interesa, etc., etc.

Hay que reflexionar y no caer en envidias, en sentirnos ofendidos, en burlarnos, en tomarnos las cosas personal por situaciones que suben nuestros contactos, también ponernos límite de tiempo porque podemos llegar de verdad a perder el tiempo y dejar de atender cosas importantes, tener responsabilidad y prudencia de lo que nosotros subimos a las redes y sobretodo a nuestros hijos hacerlos responsables de lo que ponen y de lo que ven y no permitir que abran cuentas hasta que sean más mayores y tengan la capacidad de discernir lo bueno de lo malo.




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Isabel Orendain

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