Responder por los hijos

La educación nunca se acaba, no hay que quedarnos con los brazos cruzados y dejar que los medios les den información nociva que los puede llegar a dañar.

Cuando somos jóvenes, siempre tenemos la ilusión de casarnos, de tener hijos y de lograr una familia feliz. Las mujeres tenemos la gran ilusión de ser mamás, y cuando somos niñas muchos de nuestros juegos son las muñecas, la casita, y siempre el tema de tener hijos está presente en nuestra mente.

Pasan los años, tenemos a nuestros hijos y nos vamos dando cuenta de la gran responsabilidad que tenemos de educarlos bien para que se hagan buenas personas y buenos ciudadanos.

Reflexionando y viendo algunos casos de la vida real, vemos que enviarlos a buenas escuelas y cubrirles todo lo material, no es suficiente para criarlos bien.

Ellos no se educan solos, no son animalitos que se pueden cuidar solos; si los dejamos es muy fácil que se los lleve la corriente y que tarde o temprano caigan en alguno de tantos vicios.

Desde que son chiquitos hay que tatuarlos de valores y educación y aprovechar que es en los años de infancia, en donde son como esponjitas y aprenden de buena gana todo lo que se les enseña, ya que si lo dejamos para cuando son mas grandes no hacen caso y empiezan a renegar. Está comprobado que a las personas que se les inculcan valores en la infancia, si por algo se descarrilan en la juventud, los vuelven a practicar ya que son adultos.

La educación nunca se acaba, no hay que quedarnos con los brazos cruzados y dejar que los medios les den información nociva que los puede llegar a dañar.

Hay que salirnos de nuestra zona de confort y luchar contra corriente inculcándoles valores que NUNCA pasan de moda. No hay que tener miedo de darles buenos consejos, ya que el resultado siempre es positivo.

Hay que estar muy al pendiente, nuestros hijos son nuestro tesoro, hay que responder por ellos ante Dios y ante la sociedad educándolos bien, logrando aportar al mundo buenos ciudadanos que hagan el bien y mejoren la sociedad.

No se vale desentenderse de ellos y por pereza o por tener desviada nuestra atención hacia cosas menos importantes que ellos dejarle todo a la escuela o a sus abuelos o a los medios de comunicación.

Si ya tomamos la decisión de tener hijos, quiere decir que somos responsables para educarlos y no podemos dejarlo al ¡ay se va!. Ellos son nuestros y son solo nuestra responsabilidad y está en nosotros influir en ellos y moldearles su carácter para hacerlos hombres y mujeres de bien.

De los consejos que les damos dependen muchas de sus decisiones, en el fondo sabemos lo que está bien y lo que está mal; somos mayores que ellos y ellos esperan que los aconsejemos bien, aunque muchas veces lo que les aconsejemos al principio los haga sufrir. Si tenemos duda de que nos hagan caso no hay que tener miedo y hay que sentirnos muy orgullosos de que por nosotros no quedó.




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Isabel Orendain

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