Propósitos para cambiar

Un consejo que dan los profesionales en superación, es que para que cambie el otro debes de empezar a cambiar tú.

Todos los años la mayoría de las personas empezamos con una lista de propósitos.

Hay propósitos para nosotros mismos, para nuestra persona para con nuestra familia, para con Dios, para con la sociedad.

A veces no nos gusta como somos por dentro y quisiéramos cambiar. También no nos gusta como son los de nuestro alrededor, los más cercanos; vemos nuestro ambiente familiar y hay allí algo que no nos gusta, algo que nos gustaría cambiar. Si cada quien empieza por cambiar algo en su persona, su dinámica familiar, su ambiente empezará también a mejorar y un consejo que dan los profesionales en superación es que para que cambie el otro debes de empezar a cambiar tú.

Hay que reflexionar y ver que cuando no tenemos paz en un área de nuestra vida, es porque nos sentimos que no estamos siendo coherentes entre lo que pensamos y hacemos, como que se rompe la unidad.  Quisiéramos ser mujeres y hombres de una sola pieza, es decir que nuestra forma de vivir fuera lo más íntegra posible.

Sinceramente es muy difícil salir de nuestra zona de confort y lograr algún cambio en nuestra vida, ya que esto requiere de mucho esfuerzo.
Pero de que podemos cambiar, claro que sí podemos, nada más hay que decidirnos. No queramos cambiar radicalmente de un día para otro. No hay que desesperarnos, como dice el dicho, “más vale paso que dure que trote que canse”.

En este ejemplo podemos ver como un cambio para mejorar de una mujer, cambió la dinámica de su familia. Esta señora se propuso a principios de año mejorar un aspecto de su vida que sabía que le molestaba a su familia. A ella le costaba mucho hacer favores y salir de su zona de confort, y esto causaba pleitos y disgustos entre la familia.

Reflexionó y llegó a la conclusión de que iba a trabajar en la generosidad, en hacer favores sin renegar. En febrero nació su primer nieto en otro país y fue a acompañar a su hija en el parto. Su hija le pidió que se quedara por lo menos con ella una semana.

Como ella se propuso trabajar en la generosidad, cuenta que al principio le costó mucho esfuerzo. Pero luego todo lo hacía de buenas, le ayudaba en todo, hasta se propuso disfrutar el momento pensando que este tiempo de un nieto recién nacido nunca iba a volver. Cuando regresó a su casa su esposo le comentó que su hija le había hablado emocionada contándole que su mamá, o sea su esposa estaba muy cambiada. Que ella nunca se esperó su actitud tan positiva con ella y el bebé, que de verdad estaba feliz de que su mamá tuviera ese cambio, y que además de todo, nunca tuvieron un disgusto. Esto a ella la tiene muy satisfecha y realizada, porque ve que ese cambio de actitud a ella la ha hecho una mujer más íntegra y por consecuencia más feliz.

No hay que ser cerrados y cuadrados y pensar que ya somos así, que ni modo, que si quieren que cambie, que mejor cambien ellos. Nunca es tarde para cambiar, hay que hacer la prueba y lo mejor de todo es que nos vamos a sentir más felices, realizados e íntegros. Date la oportunidad.




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Isabel Orendain

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