Madres ausentes

Por más que quieras cubrir todas las necesidades y todos los momentos de tus hijos, estando ausente no se puede.

No es regla general, pero está comprobado y yo lo he visto con mis propios ojos, que una madre que está ausente causa resentimientos en los hijos, y esto daña muy fuerte tanto la relación madre-hijo como a la personalidad del hijo.

Por ausente me refiero a tanto a las madres que trabajan fuera de su casa como a madres que sin trabajar y por no salir de su zona de confort, no están al pendientes de sus hijos.

Por más que quieras cubrir todas las necesidades y todos los momentos de tus hijos, estando ausente no se puede.

Conocí a una mamá que mientras tenia a sus hijos chiquitos  trabajaba con su esposo y cuando dejó de trabajar, su niña de cinco años estaba muy agresiva con ella. El consejo que le di fue que hablara con ella abrazándola, y le dijera cuanto la quería y que le explicara porque había estado ausente todo ese tiempo. La niña entendió y se le bajó la agresividad.

Otra señora que no ha dejado de trabajar, su hija de un año y medio ya la rechaza y prefiere irse siempre con su papá, a la mamá la desprecia y la relación no es nada buena y tristemente ella tiene solo menos de dos años.

Uno pensaría que pasan los años y los hijos olvidan y perdonan, muchos sí lo hacen pero otros no lo pueden hacer y traen el resentimiento muy adentro. El otro día una muchacha de 32 años le sacó a su mamá todos sus resentimientos , tuvieron una discusión muy desagradable porque no le puede perdonar su ausencia; y la relación entre ellas es muy mala.

Las conclusiones de una dueña de una guardería en Chile, Marta Montaldo, son tajantes: *Las madres son irremplazables, sobretodo en los dos primeros años de vida.  *Dejar  al bebé en otras manos es dañino.

Estas ideas las expuso en su libro ¿Dónde Estás Mamá?, publicado hace algunos años.

Como ella dice y sobre la base de la teoría de un pediatra y psicoanalista ingles Donald Winnicott, lo que le sucede a un niño antes de los dos años determina su futuro.

Esa hipótesis la comparte también la neurociencia actual, basándose en que los estímulos que recibe un bebé –sobre todo de la relación con su madre– determinan sus estructuras neuronales; la relación que tiene un hijo con la madre en su primera infancia, se interpreta y queda registrada en el cerebro: Cada vez que un bebé se relaciona con su mamá, las neuronas van tomando forma y se conectan entre sí.   Por ejemplo, si la mamá es relajada y no se estresa excesivamente incorporará en su cerebro esa tranquilidad y confianza, lo contrario con una mamá histérica y estresada; también ęsto se ha demostrado, pues niños que no tuvieron una buena relación materna frente a otros que sí la tuvieron, tienen estructuras cerebrales diferentes y, por lo mismo, respuestas distintas. El hijo que tiene un apego firme con su mamá, tendrá un cerebro más flexible y adaptativo.

Hay que reflexionar y ver que tener hijos no es un juego, podemos formar personas buenas, felices, que aporten a la sociedad o monstruos que vayan llevando infelicidad por donde pasan, y ya estamos viendo con los resultados de los estudios de profesionales que depende generalmente del buen papel que tengan los padres y del amor y sacrificio con que hagan las cosas, vale la pena ser padres presentes, nos conviene a todos porque nuestra vida con un hijo bueno es muy plena y con un hijo malo desde chiquito la casa es un verdadero infierno.




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Isabel Orendain

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