Actuar hoy

No es posible que nuestras familias y hogares queden afectados y muchas veces destruidos por el acceso tan fácil que tenemos a estos medios que no respetan nada.

En estas épocas siento que los adultos con un poco de nivel de conciencia estamos impresionados de la promiscuidad, la corrupción, la perversión y el libertinaje que diariamente vivimos y que se refuerzan en todo lo que vemos en los medios de comunicación especialmente entre muchas de las personalidades públicas ya sean artistas, políticos, empresarios, y para ser sinceros también de muchas personas amigos o de nuestra familia.

¿Qué está pasando?  Volvemos a lo mismo de siempre la falta de valores, la falta de temor de ofender y de honrar a Dios , y la falta de amor responsable hacia los demás.

Nos damos  cuenta de tantísima opción que hay de series, de programas de televisión, de libros, de páginas de internet que sólo promueven el egoísmo, el materialismo, la vanidad, el libertinaje, la perversión, la pornografía y tantos antivalores y me pongo a pensar de lo  estamos llenando nuestro inconciente y conciente desde los niños hasta los adultos y qué tanto nos está afectando especialmente  para mal.

Se ha comprobado que lo inmoral, lo antinatural, las actitudes degradantes y ofensivas  que entran al cerebro, si no se tiene buena formación en valores y si no existe el discernimiento para ver lo que está bien y lo que está mal,  turban e inquietan tanto a adultos como a niños. Esto lo que hace es que se nos crean conciencias confundidas y relajadas que nos hace considerar estos comportamientos como normales, aceptables y dignos de ser imitados.

Hay estudios que afirman que por ejemplo la pornografía (que por cierto han aumentado las cifras  impresionantemente de su consumo entre adultos y jóvenes por medio de los celulares ) y la violencia deprecian la sexualidad, pervierten las relaciones humanas, explotan a los individuos, especialmente mujeres y niños; destruyen el matrimonio y la vida familiar; inspiran actitudes antisociales y debilitan la fibra moral de la sociedad.

Hay que reflexionar y actuar hoy en dónde estemos, en nuestras casas, en nuestros trabajos, ya seamos abuelos, padres, maestros, tíos, hay que quitarnos la pereza, no optemos por la comodidad y la pasividad. No es posible que nuestras familias y hogares queden afectados y muchas veces destruidos por el acceso tan fácil que tenemos a estos medios que no respetan nada.

Estoy segura de que lo que siempre hemos buscado es vivir con mucha armonía y paz en nuestras familias. Todos estamos buscando la felicidad pero esto lo único que trae es más soledad, tristeza, depresión y en muchos casos el suicidio; empecemos por averiguar que se está leyendo o viendo bajo nuestro techo y promovamos en nuestra familia que dentro y fuera de la casa se respeten a ellos mismos y no se ofenda ni a la familia ni a Dios.




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Isabel Orendain

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