Imagen verbal, pendiente en el sistema educativo

La imagen verbal se refiere a la percepción que se tiene de una persona, incluyendo a uno mismo, cuando ella emplea la palabra oral o escrita.

El concepto “Imagen verbal” es relativamente nuevo. De pronto parece más ligado a la mercadotecnia que a la gramática y la composición literaria. La tendencia reciente lo lleva precisamente a este terreno de lo práctico y lo perceptivo: algo tan de moda en estos tiempos del Tik Tok y las otras redes sociales.

En efecto, la imagen verbal se refiere a la percepción que se tiene de una persona, incluyendo a uno mismo, cuando ella emplea la palabra oral o escrita. El impulso de juzgar a cualquiera a partir de esto no es nuevo, pero sí ha sido intensificado por estas generaciones adictas y formadas por las pantallas.

El ejercicio de hablar y escribir es un acto cotidiano. Y, sin embargo, fundamental para convivir y desenvolverse dentro de una sociedad académica, laboral y propiamente de convivencia.

Dejémoslo muy claro: especialmente en una primera impresión, la imagen verbal de cualquier persona se deteriora o refuerza cuando ella habla o escribe. Tanto la propia seguridad como el conocimiento son importantes para mejorar esa imagen verbal que proyectamos.

Estudiantes, docentes, periodistas, empresarios y políticos pueden ser amargamente recordados por sus ripios o descuidos a la hora de verbalizar, por escritos u oralmente, sus mensajes. Ojo: de poco sirve que esa misma persona haya tenido antes diez mil aciertos a la hora de hablar. Si un minuto después de su último triunfo, comete el error… puede ser más recordado por éste que por todo lo bueno que lo antecedía.

En el sistema educativo de nuestro país deberíamos buscar que, desde su educación básica, cada estudiante reflexione en torno a la importancia de generar una buena impresión a partir de sus discursos orales y escritos. O, mejor, que logre mejores discursos orales y escritos.

Para esto, debemos inculcar en toda aula el concepto de Imagen verbal. A partir de esto, podemos promover la conciencia de la influencia de la música y otros contenidos de medios de comunicación como escuelas del habla y la escritura.

Ya lo vemos: programas televisivos contagian frases de moda que de algún modo moldean la forma de hablar de las generaciones recientes. Sucede recientemente con muletillas como “de que” o el uso equívoco de unas palabras en lugar de otras: un ejemplo de ello es el empleo de la preposición “según” en lugar del adverbio “supuestamente”.

Lo ideal sería implementar en las escuelas normales un modelo de ejercicio grupal para el análisis y la corrección de textos. Ojalá que la imagen verbal dejara de ser una especialización, propia de niveles académicos superiores o de élite, y “bajara” a los niveles más básicos de nuestra formación escolar.

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