
Carlos Martin Vasquez Diaz
De Huízar es importante remarcar que tuvo un desarrollo profesional de una diversidad inusual a la de compositores como Ponce.
Recuerdo que estaba en el segundo semestre de la carrera en Música en mi querida Unidad Académica de Artes (antes música) de la Universidad Autónoma de Zacatecas, cuando me tocó escuchar un peculiar nombre en la clase de apreciación musical que dictaba en ese momento la maestra “Charito”: Candelario Huízar. Resulta que para dichas fechas, en un municipio llamado Jerez, se celebraban las “Jornadas para la Música Mexicana de Concierto” que llevaban el nombre del homenajeado: Candelario Huízar.
Para ese momento, la Mtra. Charito, gestionó ante las autoridades de la escuela que pudiéramos asistir a dicho programa que se llevaba a cabo en el Teatro Hinojosa del municipio, preparó unas clases introductorias y llevó a un grupo de como 30 chamacos y chamacas entusiastas y algo alboroteros a estas jornadas durante estos días.
Debo decir que para mí fue una experiencia Jerez en todos los aspectos, ahora entiendo mucho de lo que transmiten Huízar y Velarde. Durante esas Jornadas, pude escuchar por primera vez un festival dedicado a la música mexicana de concierto, e interpretada por agrupaciones como La Fontegara, el flautista Miguel Ángel Villanueva y el Cuarteto Latinoamericano, con variedad de programas.
Y bueno, el antecedente viene porque deseaba contarles un poco de esa vivencia en torno al compositor, y es que al ahondar en su vida y obra, para un joven de 18 años, fue muy muy interesante y enigmático conocer sobre lo importante de su figura para el realce del nacionalismo en la música mexicana de concierto.
De Huízar es importante remarcar que tuvo un desarrollo profesional de una diversidad inusual a la de compositores como Ponce, ya que sus inicios estuvieron marcados por las bandas de alientos, instrumentos que se reconoce de manera magistrales, según el investigador Eduardo Contreras Soto, así como también el amplio reconocimiento de marchas, corridos, sones y polkas, muy propios de esa época.
El paso de Huízar contempla dos lugares de gran importancia, donde se formó, el Conservatoria Nacional de Música, bajo la tutela de Gustavo E. Campa, quién fuera su profesor en la composición y su guía para el profesorado, así como en la Orquesta Sinfónica de México, donde el jerezano, fue Cornista Principal durante 16 años.
Hago referencia a “Alquimista de la Música Mexicana”, debido a que en sus obras, si bien se notan una conocimiento amplio de las formas musicales sinfónicas, pero también se respiran aquellos pasos dentro de su formación dentro y fuera del conservatorio, dando paso a obras que permiten conocer su contexto y su experimentación compositiva.
En esta ocasión, decido terminar aquí mi apreciación sobre Huízar, y en una segunda hablarles sobre su legado: su música. Por mientras, los invito a irse empapando de este compositor a través de las plataformas digitales que usted conoce a través del disco: Grandes Maestros Mexicanos: Candelario Huízar, bajo la dirección del Director Sergio Cárdenas, o bien, buscando más información del compositor en el micrositio dedicado a él en Musiteca.mx