
Saúl Monreal Ávila, docente de la Unidad Académica de Derecho de la UAZ.
Nuestra presidenta, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, propuso el día veinte de febrero, dos iniciativas de reforma constitucional que tienen que ver con la defensa de la soberanía nacional.
Amigas y amigos que nos siguen semanalmente en este espacio de opinión, soy su amigo Saúl Monreal Ávila, senador de la república y los saludo con el gusto de siempre, No negociamos la soberanía, fueron las palabras que dijo nuestra presidenta de México el jueves pasado y son las palabras que serán la guía de nuestra movimiento hoy que se construye el segundo piso de la cuarta transformación.
Nuestra presidenta, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, propuso el día veinte de febrero, dos iniciativas de reforma constitucional que tienen que ver con la defensa de la soberanía nacional en primer término y otra en materia de delitos de prisión preventiva oficiosa para extranjeros que cometan delitos contra la soberanía.
Para modificarse el artículo cuarenta de la carta magna envió una reforma que es un poema con el más estricto sentido de orgullo nacional y defensa de la soberanía que se ha propuesto: “el pueblo de México, bajo ninguna circunstancia, aceptará intervenciones, intromisiones o cualquier otro acto desde el extranjero que sea lesivo de la integridad, independencia y soberanía de la nación, tales como golpes de estado, injerencia en elecciones o la violación del territorio mexicano, sea esta por tierra, aire, mar o espacio aéreo”.
Y aunque tengamos muchas coincidencias o puntos en común en una lucha que nos concierne a ambos países, en relación del combate al crimen, esta propuesta de nuestra presidenta, lo que busca es fortalecer la soberanía, no permitir la injerencia y que quede claro, México es un país independiente y exige trato de iguales con todos los países del mundo, para luchar contra ese flagelo, siempre aceptaremos colaboración, trabajo en equipo y coordinación, pero nunca subordinación o intervencionismo.
La reforma al artículo diecinueve quedaría así: “A cualquier nacional o extranjero involucrado en la fabricación, distribución, enajenación, traslado o internación al territorio nacional de manera ilícita de armas, y a cualquier extranjero que realice actividades al margen de la ley, vinculadas con los párrafos segundo y tercero del artículo 40 de esta Constitución, se le impondrá la pena más severa posible, así como la medida cautelar de prisión preventiva oficiosa.”
Y es que, así como nosotros en nuestro lado de la frontera estamos haciendo lo correspondiente, también necesitamos que las armas en Estados Unidos tengan más control, que se detenga su flujo y que se castigue a los culpables de ese otro tráfico que daña naciones. Y esta reforma propone que las penas para quien participe en este tipo de contrabando sean más severas.
Gracias por su atención, nos leemos en la siguiente colaboración.