¿Es necesaria una reforma judicial?

En estos tiempos esa temática no es ninguna novedad, pero sí lo es y mucho por quien la impulsa, por las circunstancias en que se da y obviamente por su contenido.

El tema de las reformas en materia judicial desde que yo me acuerdo han estado en los discursos políticos y más en tiempos electorales. Las mesas de consulta, los congresos de expertos son parte del paisaje de las campañas electorales.

Así que en estos tiempos esa temática no es ninguna novedad, pero sí lo es y mucho por quien la impulsa, por las circunstancias en que se da y obviamente por su contenido.

¿Quién la impulsa? El presidente López Obrador que siempre ha reñido con el poder judicial, al que no sólo critica, lo que es válido, sino ofende y menosprecia, tachándolo de ser un obstáculo para la transformación al resolver en contra de algunas acciones de inconstitucionalidad.

¿Cuál es el contenido? Aunque no se conoce un documento, sabemos que las grandes líneas comprenden la elección popular de ministros, magistrados y jueces y las facultades de la Suprema Corte sobre constitucionalidad con relación a los actos de los otros poderes, así como reestructuración del Consejo de la Judicatura Federal.

¿Cuándo se presentará la iniciativa de reforma constitucional ?

El presidente ha anunciado que la dará a conocer, tal vez también la presentará, el próximo cinco de febrero, aniversario de la constitución. Y rompiendo la tradición no será en Querétaro, donde tradicionalmente se celebra, porque allí sesionó el congreso constituyente, sino en palacio nacional, donde por cierto está un hermoso recinto histórico del poder legislativo federal.

De esas cuestiones, naturalmente brotan inquietudes que luego mutan a preguntas que uno intenta responderse, del siguiente modo:

1.-¿Es necesaria una reforma judicial?

Sí.  En general y sin conocer a fondo la iniciativa que se presentará, resulta necesaria una reforma judicial, pero integral, para tener una justicia humana más cercana a la gente y asequible a los que menos tienen, para estrechar las brechas de tantas desigualdades, como necesario es reestructurar el consejo de la judicatura.

Tengo duda si la elección de los jueces, que el discurso presidencial ha puesto en el centro de la reforma, a ello contribuya, o termine partidizando los órganos de justicia.

Reducir la necesidad de tener una justicia de calidad a la elección directa de ministros, más parece un fuego de artificio, pues la justicia es todo un sistema que va más allá de lo normativo y del propio estamento de la judicatura. Y como lo recuerda doña Olga Sánchez Cordero, que sabe muy bien del asunto, el actual sistema de nombramiento de ministros es electiva, aun cuando corresponda al indirecto, sin desconocer desde luego que siempre es perfectible.

2.-¿Hay intencionalidad política electoral en la presentación de la iniciativa de reforma ?

El propio López Obrador ha dicho que todo es político.

Y atendiendo a su pensar correctamente expresado, por supuesto que existe un propósito político-electoral del presidente, bien medido, bien urdido… En principio ha creado una atmósfera envenenada en la ciudadanía, comenzando por denunciar los altos sueldos y privilegios de los juzgadores, así en general, hechos que por cierto no hay podido manejar el poder judicial federal.

En esa circunstancia, el campo es fértil y el momento adecuado, pues estamos en pleno proceso electoral y cómo no va causar malestar en la ciudadanía el exagerado y a veces inexacto discurso de tanto privilegio.

El autor de todo eso sabe que es muy posible que su iniciativa no pase por falta de mayoría calificada en las cámaras, lo que es necesario cuando se trata de una reforma constitucional, pero es justamente en este punto donde radica la intencionalidad político-electoral, porque será momento de echar culpas.

Lo paradójico e irónico se encuentra en que la iniciativa de reforma no toca un pelo a las normas que tienen que ver con la justicia cotidiana, la del día a día de la gente, sino el entramado normativo que tiene que ver con el control político.

Pero el 5 de febrero no se presentará solo una iniciativa de reforma constitucional al poder judicial, sino un abultado paquete que incluye temas de pensiones, salarios mínimos y cuestiones electorales, es decir todo un arsenal listo para dispararse de aquí hasta el día de dos junio y todavía con parque sobrante.

Una despedida a fuego bravo con ribetes de artificio electoral que nutre el discurso de la oficialidad y predispone a una clientela cautiva, sin desconocer la necesidad de reformas en las materias indicadas.

Y por si hubiera duda de la intención política de control total, ayer el propio gobierno federal hizo pública una carta que se envió a la presidenta de la Suprema Corte, donde sugiere abiertamente que se ordene a los jueces cómo resolver un asunto. Y si se hizo pública sin tapujos, fue porque no se resolvió como quería el presidente.

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