El Fantasma del 2020

Jaime Santoyo Castro.
Jaime Santoyo Castro.

Felices observamos el final de un año que trajo inmenso dolor a la humanidad, al llegar acompañado por un malvado virus llamado Covid, que generó destrucción y muerte. 2020 quedará en nuestra memoria y en los anales de la historia, para no olvidar la fragilidad humana, sorprendida una vez más por la incapacidad para entender … Leer más

Felices observamos el final de un año que trajo inmenso dolor a la humanidad, al llegar acompañado por un malvado virus llamado Covid, que generó destrucción y muerte. 2020 quedará en nuestra memoria y en los anales de la historia, para no olvidar la fragilidad humana, sorprendida una vez más por la incapacidad para entender cómo algo tan pequeño, tan insignificante, es capaz de causar tanto mal y doblegar la inteligencia que si bien ha sido capaz de conquistar el espacio, no ha podido protegerse de estos flagelos causando daños a la ciencia médica, a la economía y a los gobiernos y gobernantes de todas latitudes y de todas las tendencias.

Cierto que el virus nació en 2019, y lo heredó el 2020, pero éste último le dio oportunidad de dispersarse por todos los confines con gran virulencia e hizo que todos perdiéramos a alguien o algo: para empezar, nuestra libertad disminuyó, pues temerosos nos recluimos en nuestras casas, alejándonos de familiares y amigos, algunos de los cuales ya no pudimos verlos nunca. Se perdieron fuentes de empleo y se afectó la actividad económica, con la consecuente disminución de ingresos y la desesperación social. Las autoridades gubernamentales, todas, se vieron atrapadas entre decidir por la rigidez orientada a proteger la salud, o la liberalidad para proteger la economía; propiciar la vida con libertades disminuidas y con menos ingresos, o dejar hacer con el riesgo de perder la salud o la vida. ¡Una decisión muy complicada!

Pero en tragedias y sucesos como este, siempre emerge algo de gran valor y esta ocasión no ha sido la excepción: Los médicos, enfermeras, personal de intendencia, de laboratorio, de farmacia, asistentes de consultorio y directivos de las instituciones de salud, han dejado constancia de su heroísmo en esta batalla, con su misión de salvar vidas aún a costa de su propia existencia. Sirva esta modesta colaboración para rendirles un homenaje.

Otro sector que merece reconocimiento es el de los medios de comunicación, que han sido puntuales al informarnos y orientarnos para cumplir las normas sanitarias. Mi agradecimiento personal a un gran amigo, excelente zacatecano y reconocido periodista, que perdió esta batalla ante el Covid: a Luis Enrique Mercado Sánchez, que ya descansa en Paz




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