Desde el tendido: Un recuerdo de Pepe Garfias

El último día de abril falleció, en su domicilio, en San Luis Potosí, el ganadero de reses bravas, José Garfias de los Santos, quien fuera hermano de otros dos ganaderos, Javier y Marco. Pepe nació el 13 de junio de 1941 y, dada la gran influencia de su hermano Javier, siendo muy joven, fundó, al … Leer más

El último día de abril falleció, en su domicilio, en San Luis Potosí, el ganadero de reses bravas, José Garfias de los Santos, quien fuera hermano de otros dos ganaderos, Javier y Marco.

Pepe nació el 13 de junio de 1941 y, dada la gran influencia de su hermano Javier, siendo muy joven, fundó, al lado de su hermano Marco, en Villa de Arriaga, en el año de 1966, la dehesa “De Santiago”, con 80 vacas y dos sementales del hierro ‘Garfias’.

Luego de 10 años de intenso trabajo, en 1977 los hermanos decidieron separarse; Pepe creó su propio hierro y comenzó a lidiar a su nombre, de esta manera, al paso de los años, comenzó a criar un tipo de toro que fue del agrado de los toreros.

En Zacatecas, Pepe Garfias lidió muchos “encierros”, obtuvo triunfos importantes y se llevó premios como la mejor ganadería de un seria septembrino o bien premios al mejor toro de la feria.

Hay una historia interesante que describo y resumo a continuación,  en donde el ganadero potosino no pudo lidiar una corrida anunciada para el 16 de septiembre de 1983, en la plaza Monumental Zacatecas.

Pepe Garfias al lado de Pepe Marrón y Manolo Epinoza ‘Armillita’ (QDEP). | Foto: Armando Landín Miranda.

El empresario era José Antonio Enríquez (QEPD) y el cartel para ese día era de postín con Eloy Cavazos, Antonio Lomelín y David Silveti.

El Juez de Plaza y el asesor eran Pablo Reyes Reymers y Javier Borrego Estrada, quienes la mañana del mismo día de la corrida, fueron a reseñar los toros que habían llegado ya muy tarde, la noche del 15 de septiembre.

Y vaya sorpresa, nada grata, al darse cuenta que se trataba de un “encierro” que no reunía las condiciones para lidiarse en el coso zacatecano, faltos de trapío, de peso y edad.

Se notificó a la Autoridad y al empresario que la corrida se rechazaba ante el enojo de Pepe, quien, incluso llegó a comentar días después a periodistas taurinos de la capital del país, que había sido objeto en Zacatecas de una maniobra, a todas luces injusta, para no lidiar sus toros.

Luego del anuncio oficial sobre el rechazo del “encierro”, había que conseguir otro, comentando Javier Borrego que en el rancho de los “Armilla”, en Aguascalientes, se encontraban dos “encierros” de Valparaíso.

El empresario Enríquez se movilizó, habló con don Valentín Rivero quien aceptó vender los toros, que llegaron a la plaza alrededor de las cuatro de la tarde y, previamente,  ya se había anunciado que el festejo daría comienzo a las 4:30 de la tarde.

Del camión bajaron directamente a cada uno de los seis “toriles” y de ahí al ruedo conforme al orden de lidia, en medio de la expectación de la gente que llenó la monumental y que disfrutó de una de las tardes más importantes en la historia de más de 40 años del coso zacatecano.

¿Por qué importante?

Además de la presentación impecable de cada uno de los seis toros, hubo emoción en el ruedo por la codicia, bravura y calidad de los ejemplares.

Cada uno de los toreros mostro su tauromaquia, aprovecharon las condiciones de sus respectivos enemigos y nos ofrecieron una tarde que se sigue recordando.

La multitud prácticamente salió toreando de la plaza y feliz por el triunfo que obtuvieron los tres toreros gracias al extraordinario juego que dieron los toros del campo bravo zacatecano.

¡Hasta el próximo lunes!




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