
Carlos Martín Vásquez Díaz
Dos obras de Miguel Ángel están en el Museo Soumaya.
Hoy hago mi cuarta entrega a este diario, agradeciendo la oportunidad de compartir con los lectores mi opinión personal sobre diversas cuestiones, enfocándome primordialmente en temas de arte.
Hoy decido compartir con ustedes una noticia que empieza a causar revuelo en nuestro país respecto al arte, me refiero nada más ni nada menos, que a la llegada de dos obras de la autoría del gran maestro escultor del renacimiento Michelangelo Buonarrotti (1475-1564), mejor conocido como “Miguel Ángel” al Museo Soumaya: “La Piedad” y “El David” voy aclarando de una vez que dichas obras, que se podrán apreciar en este museo de manera permanente, no son las originales sino réplicas autorizadas por Musei Vaticani en el caso de la primera y por la Galería de la Academia de Florencia para “El David”. Estas fueron esculpidas en esta última ciudad por la Galería Pietro Bazzanti, especialista en la elaboración de esculturas; debo decir que el mármol utilizado para la creación de dichas piezas, proviene de la misma mina de donde Buonarroti creó las originales, Carrara.
De acuerdo a la Galería, estás son las dos únicas réplicas que se han realizado en mármol, contando con medidas precisas de 1:1 con gran precisión en sus detalles.
El Museo Soumaya comenta que estas piezas están hechas con el afán de que los espectadores puedan acercarse a ella de forma prudente pero que les permita conocer los detalles con cierta libertad.
Asistir a este museo es una gran oportunidad para acercarse a diversas colecciones de arte, este, en sus tres complejos Plaza Carso, Plaza Loreto y Casa Guillermo Tovar de Teresa, cuenta con referentes de más de 3 siglos de arte, siendo una experiencia que ningún mexicano puede dejar pasar y que, además podemos encontrar disponibles al público los 365 días del año (según su sitio oficial).
Mi sugerencia como en ocasiones pasadas, es siempre dejarnos asombrar por aquello que se encuentra cerca de nuestra cotidianeidad, que sin darnos cuenta está allí y que podemos disfrutar con velada facilidad o con un mínimo esfuerzo.