
Jaime Casas Madero
El segundo semestre estará marcado por la necesidad de consolidar políticas económicas que equilibren el gasto público y la inversión social.
Julio está por terminar y México cruza el umbral de la mitad del 2025 en un contexto complejo y desafiante, pero con muchas oportunidades por delante. A seis meses de iniciada una nueva etapa política, económica y social, el país se enfrenta a la necesidad de adaptarse, corregir el rumbo y mirar hacia adelante con determinación.
En el plano político, el arranque del nuevo gobierno federal ha estado marcado por la continuidad de la transformación iniciada en el sexenio anterior, pero también por la creciente exigencia ciudadana de transparencia, legalidad y resultados tangibles. Las reformas judiciales, energéticas y electorales en puerta están generando debates intensos, tanto en el Congreso como en la opinión pública. La confianza institucional es una moneda frágil, y los actores políticos deberán actuar con responsabilidad para preservar la estabilidad democrática.
Pues los recientes escándalos de corrupción y posible colusión con el crimen organizado son acontecimientos que deterioran la Credibilidad y confianza a la presidenta, por ello, deberá actuar de manera firme ante cualquier costo político, ser implacable en la aplicación de la ley, caiga, quien caiga, de lo contrario sufrirá un daño irreversible cuya factura será muy costosa. Esto siempre y cuando la oposición genere nuevos talentos o sume nuevos actores capaces de enfrentar al presente régimen, porque aún se ve como una oposición por demás miope, que no termina de entender y aprender de las últimas derrotas, continua con estrategias simplonas, carentes de talento, infundadas y de bajo perfil al más puro estilo de Vicente Fox, Felipe Calderón y Xóchitl Gálvez, y con ello, estarán destinados al fracaso recurrente.
En materia económica, los primeros meses del año han reflejado una economía en transición. La apuesta por fortalecer el mercado interno, reindustrializar algunas regiones del país y atraer inversiones estratégicas —particularmente en energías limpias y tecnologías emergentes— ha comenzado a mostrar sus primeros frutos. Sin embargo, persisten nubarrones: la inflación sigue presionando a los hogares, el empleo informal domina amplias zonas del país y la incertidumbre comercial con Estados Unidos y otros socios internacionales continúa afectando las proyecciones de crecimiento.
El segundo semestre estará marcado por la necesidad de consolidar políticas económicas que equilibren el gasto público y la inversión social. Se espera un ajuste fiscal importante y una revisión a fondo del presupuesto para 2026, que deberá priorizar sectores clave como salud, educación, infraestructura y seguridad. El país no puede permitirse caer en la complacencia ni tampoco en el endeudamiento irresponsable más allá de las presiones del Sr. Trump.
Desde lo social, el mayor reto sigue siendo la desigualdad. A pesar de los esfuerzos gubernamentales por fortalecer programas de apoyo, millones de familias aún viven en condiciones precarias. La reconstrucción del tejido social, el impulso a la educación y el fortalecimiento de las comunidades deben ser prioridades constantes para un desarrollo más equitativo.
En este contexto, Zacatecas se pudiera perfilar como un estado con grandes oportunidades. Si bien enfrenta retos en materia de seguridad, también destaca por su potencial en sectores estratégicos como el turismo, la minería con enfoque sostenible y el desarrollo agroindustrial.
En los últimos meses, se ha visto un renovado impulso a proyectos de inversión y a iniciativas para fortalecer el tejido económico local. Con la participación de los sectores público y privado, Zacatecas puede consolidarse como un polo de desarrollo regional.
La segunda mitad del año no será sencilla. Pero también representa una oportunidad para redefinir prioridades, construir consensos y avanzar con una visión de país más justa, equitativa y sustentable. El porvenir no está escrito: dependerá de la voluntad colectiva y de la altura de miras con la que enfrentemos los desafíos por venir.