
Carlos Martín Vásquez Díaz
Esta relación nació en 1923, cuando Segovia dio un concierto en Ciudad de México y Ponce era crítico en una revista llamada Cultura Musical, donde tuvo a bien escribir sobre el concierto del guitarrista.
A propósito de las celebraciones que se realizan actualmente en torno a la figura, vida y obra del fresnillense Manuel M. Ponce; es necesario remarcar la importancia de este compositor en nuestro país. y es que podemos hablar de tantas cosas, pero quisiera hacer énfasis en la gran capacidad y dominio del afamado “Padre del Nacionalismo Mexicano” para componer en casi cualquier estilo (barroco, clásico, romántico y las nuevas corrientes de ese tiempo).
En particular, algo de gran trascendencia fue la relación con el famoso Andrés Segovia, músico español que en aquel momento, posicionó la guitarra como un instrumento en salas de concierto de gran parte del mundo, cabe mencionar que la guitarra estaba considerada como un instrumento de corte popular, por lo cual, el logro del guitarrista de Linares, fue un valioso aporte que brindó el ingreso para su estudio formal en universidades y conservatorios y que partir de ello, se motivó a otros grandes compositores del momento (Como Manuel de Falla, Joaquín Rodrigo, Heitor Villa-Lobos y Moreno-Torroba) a dedicar obra a este “novedoso” instrumento.
Dicen que nada es casualidad, que todo está predispuesto. Y fue esta relación que nació en 1923 cuando Segovia se encontraba dando una gira de conciertos por América, particularmente Ciudad de México. En ese momento, el zacatecano era crítico en una revista llamada Cultura Musical, donde tuvo a bien escribir sobre el concierto del guitarrista. Lo anterior, alertó al español por lo atinado de la reseña, provocando un encuentro entre ambos. Durante este, Ponce obsequió una pieza, la cual posteriormente sería parte de la “Sonata Mexicana”. Esto último permitió que Andrés se diera cuenta de las amplias capacidades del que a partir de aquella fecha sería su “Querido Manuelito”.
Fue tanto el entendimiento y la confianza entre este par, que Segovia constantemente le solicitaba obras para estrenar en sus conciertos. Se habla de que en algunas ocasiones, ambos confabularon bromas al público haciendo creer que la música que se tocaba en los recitales, era de otros compositores. Tal es el caso de la “Suite en La menor”, la cual, en mutuo acuerdo decidieron hacer creer que esta era del compositor del barroco Silvius Leopold Weiss. Casos similares con obras atribuidas a Fernando Sor, Alessandro Scarlatti o Franz Schubert. La crítica y el público lo creyeron durante mucho tiempo, hasta que Segovia fue revelando cada trampa.
Podríamos continuar contando historias en torno a esta complicidad, que fue una gran fortuna para ambos músicos y permitió colocar la obra de nuestro coterráneo en los ojos de grandes casas editoras en Alemania y Francia, logrando así una gran promoción.
Vaya usted ahora a las diversas plataformas digitales de música a escuchar el gran catálogo musical del fresnillense, que no se cierra solo a la guitarra, sino que se desenvuelve a través de la orquesta, cuartetos, tercetos, dúos, ciclos de canciones. En una de esas, creerá que está escuchando una Balada de Chopin, pero grata sorpresa será una de Ponce.