Con Ciencia… Calendario

Para organizar, controlar y distribuir el tiempo utilizamos un calendario que está compuesto por 365 días, de 24 horas cada uno con periodos de luz y oscuridad, 52 semanas y 12 meses que en conjunto integran un año. Este instrumento es el resultado de la observación atenta del sol la luna, las estrellas y los … Leer más

Para organizar, controlar y distribuir el tiempo utilizamos un calendario que está compuesto por 365 días, de 24 horas cada uno con periodos de luz y oscuridad, 52 semanas y 12 meses que en conjunto integran un año.

Este instrumento es el resultado de la observación atenta del sol la luna, las estrellas y los fenómenos naturales, Diversas culturas lo han adoptado para regular sus intereses políticos, sociales, religiosos y económicos en cada época.

Hace diez mil años los habitantes de Egipto observaron el cielo nocturno y en especial la luna, la consideraban una diosa digna de veneración principalmente por presentar diferentes caras, de manera que decidieron que entre cada luna nueva celebrarían un día en honor a ella. Así ocurrió en la historia de la humanidad que la primera semana tenía 30 días aproximadamente.

Con el paso del tiempo y buscando conocer a la perfección los momentos más idóneos para sembrar, cosechar y almacenar alimentos, esto les permitió identificar las estaciones del año y al relacionarlas con las fases de la luna obtuvieron la gran conclusión de que por ejemplo entre una primavera y otra ocurrían doce ciclos lunares, ¡Así nacieron los meses del año!

Los nombres y número de días que conforman nuestro calendario son herencia del calendario Juliano o Romano elaborado por el emperador Julio César en el año 46 antes de Cristo. En sus inicios este calendario contaba con 10 meses por lo que tenía el defecto de que no coincidía con el ciclo astronómico y fue necesario adoptarlo al modelo egipcio con años de 12 meses.

Sin embargo, a pesar de los ajustes el calendario Juliano seguía teniendo imprecisiones tanto así que para el siglo XVI tenía 10 días adicionales en relación con el ciclo astronómico. Por esta razón el papa Gregorio XIII corrigió el error en 1582: eliminó diez días del calendario para armonizar nuestro tiempo con estaciones climáticas, decretó cuáles de los siguientes años sería bisiestos y estableció el 1 de enero como el inicio de un año nuevo.

De esta manera ocurrió que al jueves 4 de octubre de 1582 (calendario Juliano) le siguió el viernes 15 de octubre de 1582 (calendario gregoriano), de esta manera desaparecieron 10 días que ya se habían contabilizado de más en el calendario juliano.




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