
Opinión Nubia Barrios
Considero que es un buen momento para voltear la cara hacia quienes realmente ocupan ayuda y convertir la indignación humana en empatía.
El 19 de agosto, se conmemoró el día Mundial de la Asistencia Humanitaria, un buen momento para escribir sobre este tema en un contexto mundial en el que considero que es más que loable poner freno de mano y que cada uno de nosotros reflexionemos sobre las distintas crisis en las que de manera directa o indirecta podríamos aportar y ayudar a millones de personas cuyas vidas penden de un hilo.
Según la Organización de las Naciones Unidas, el sistema humanitario está al límite de sus posibilidades, se encuentra rebasado y aún y cuando en este caso el uso de las redes sociales es un punto a favor, toda vez que dan a conocer en tiempo real las necesidades urgentes, adversas y desastrosas por las que está pasando justo en este momento en que me hace favor de leerme, gran parte de la humanidad en ciertas partes del mundo, también se enfrentan a financiaciones insuficientes lo que conlleva a convertir tanto a las víctimas como a los muchos asistentes humanitarios, en presa fácil.
Sin embargo, pareciera que el mundo mira a otro lado, incluso cuando vemos que países como Afganistán con sus décadas de conflicto, sequía, colapso económico, Siria, con sus millones de personas desplazadas por la guerra buscan refugio, Ucrania en donde la guerra ha generado una crisis humanitaria con necesidades urgentes, Venezuela en donde la crisis económica y política ha provocado la migración de millones de personas, Gaza en donde la violencia no distingue entre niños, adultos mayores y bebés y por supuesto nuestros nacionales mexicanos que han sufrido graves violaciones a los derechos humanos por vivir en un país que en su momento les brindó las oportunidades que en su país jamás pudieron obtener y que en este momento se encuentran vulnerables e indefensos ante los nuevos cambios.
El sistema está fallando no sólo a los trabajadores humanitarios sino a las personas a las que sirven, cada vez más las necesidades aumentan y los presupuestos destinados para ello disminuyen, no así, los ataques contra los trabajadores humanitarios van en aumento.
Considero que es un buen momento para voltear la cara hacia quienes realmente ocupan ayuda y convertir la indignación humana en empatía.
El reto es proteger a los trabajadores humanitarios y a quienes sirven, respetar el derecho internacional humanitario, tratar de apoyar en la manera de lo posible, el financiamiento de los recursos, porque corremos el riesgo no sólo de perder un sistema sino nuestro propio sentido de humanidad.
Les comparto los datos de algunos lugares donde se puede brindar apoyo de forma segura:
SavetheChildrenMéxico .- Enfocado en la protección de los derechos de la infancia. www.savethechildren,mx
UNICEF.- Enfocado en la protección y promoción de los derechos de la infancia. www.unicef.org
Programa Mundial de Alimentos.- Trabaja para erradicar el hambre y garantizar la seguridad alimentaria es. Wfp. Org
Médicos sin fronteras.- proporciona atención médica en situaciones de guerra y conflicto. www.msf.mx
Cruz Roja Internacional.- Asiste a víctimas de conflictos armados y desastres naturales www.icrc.org
OIM (Organización Internacional para las Migraciones) Trabaja en la gestión de la migración y ofrece asistencia a migrantes www.iom.int.