
Carlos Martin Vasquez Diaz
¿Conoces el trabajo del escritor y divulgador Isaac Asimov? Te invito a adentrarte un poco.
Asimov, se destacó como escritor y divulgador científico, es decir: un curioso por esencia. Escribió sobre matemáticas, física, química, algo de historia y astronomía, sin embargo donde tuvo mayor éxito fue en el desarrollo de su escritura con relación a la ciencia ficción. Obras como: Yo, Robot y La fundación, fueron sus trabajos más sobresalientes. En estos podemos encontrar declaraciones que prácticamente podríamos identificar como predicciones sobre el futuro tecnológico de la raza humana.
En los títulos antes nombrados, encontramos que Asimov hablaba sobre la posibilidad de que mientras se realizaba una llamada telefónica, podría verse al interlocutor, lo que hoy conocemos como videollamada, o bien, el pronóstico de lo que él llamaba vehículos con cerebro de robot, como los impulsados en la actualidad por la empresa Tesla, esto por mencionar algunas ejemplos.
Sin embargo, un ensayo que me llama fuertemente la atención es el titulado “El Culto a la ignorancia” (1980) donde demandó la preocupación a menospreciar el conocimiento y exaltar la ignorancia. En este, el autor enfatizaba algunos puntos clave que parecieran ser adecuados a la época actual.
La falsa democratización del conocimiento: En este punto ahonda sobre que toda opinión es igualmente válida, independientemente de su fundamento. lo que conduce a una peligrosa relativización del conocimiento. Socavando la autoridad del saber experto e informado, trayendo como consecuencia una toma de decisiones confusa y fomentando la propagación de información errónea. Asimov, también nos habla del antiintelectualismo, donde desarrolla sobre la creciente tendencia de la hostilidad hacia los expertos y los intelectuales, esto por la creencia de que el conocimiento es elitista y ajeno a la realidad del contexto.
Lo anterior, en la actualidad se vuelve contradictorio, entre el discurso de “no confíes en los que saben” mientras que a su vez se empuja por “derecho a la información”. Sin embargo, en la era de las redes sociales, no basta con proclamar el derecho al saber y más si no se cuenta con las herramientas adecuadas para entenderla. Todos los días, somos sujetos de una cantidad incontable de noticias, publicaciones, comentarios, entre otros, con ello, se vuelve abrumador contar con tanta “información” y no dominar lo que contiene. Me gustó mucho la paradoja expuesta en un texto que leí para construir este: «Hay quienes no ven porque están en la oscuridad, privados de la información, y quienes no ven porque están sobreexpuestos, cegados por la exponencial potencia de la luz. La ignorancia ya no solo nace del silencio, sino también del ruido ensordecedor»
Ante esto, no resulta imposible pensar que muchos entes, nos dicen lo que quieren que escuchemos, las verdades que quieren exponer o ¿por qué no? también las mentiras. Creo que en esta época, donde muchos se convierten en reporteros de redes sociales, vale la pena reflexionar, investigar y cuestionar ampliamente de manera crítica. No quedarnos con la duda. Es muy fácil caer en la dulzura de la mentira y por ende, la desinformación.
Bueno, esta reflexión la dijo Isaac Asimov en 1980… esas cosas ya no pasan en la actualidad ¿o sí?