¿Armarse en defensa propia?

Hoy en la Opinión de Jaime Santoyo Castro.
Hoy en la Opinión de Jaime Santoyo Castro.

Sé que éste enunciado no es lo mejor y que se aparta de las disposiciones constitucionales, pero no podemos soslayar la gravedad de que esta idea se esté fraguando en el pensamiento de muchos sectores de la población ante la indefensión en la que la ciudadanía se encuentra frente a la creciente ola de violencia. … Leer más

Sé que éste enunciado no es lo mejor y que se aparta de las disposiciones constitucionales, pero no podemos soslayar la gravedad de que esta idea se esté fraguando en el pensamiento de muchos sectores de la población ante la indefensión en la que la ciudadanía se encuentra frente a la creciente ola de violencia. ¡Cuidado!

La autoridad, que debe garantizar la protección de la integridad física, la vida, el patrimonio, la seguridad y la vida armónica, no puede contra las fuerza del desorden. No hay día, ni lugar de México, sin hechos de arteros crímenes, robos, secuestros, amenazas, violaciones, feminicidios, homicidios, etc., que suceden sin castigo.

Pareciera que no hay modo de enfrentar esto y que es ya parte del paisaje nacional y de nuestro modo de vida, que nuestra única opción es elevar nuestras plegarias a Dios, nuestro señor.

Abogados de Ciudad Juárez están preparando una iniciativa para que a la ciudadanía de riesgo se le permita andar armado, ante el asesinato en los últimos cuatro meses de cinco abogados en esa localidad.

Yo no coincido con esa propuesta, pero hay un hecho incontrovertible: la legalidad contra la ilegalidad. La gente que cree en la legalidad no usa armas, en tanto que un gran sector que practica la ilegalidad, tiene las armas que quiere y las usa contra los que no tienen, o tienen menos, como sucede con nuestras débiles corporaciones policíacas; pero es mayor, enormemente mayor, el número de mexicanos que practica la legalidad y pone su confianza en las fuerzas públicas que no son capaces de su protección. Luego entonces, ¿qué debemos hacer? ¿Armar a toda la población? ¡Claro que no!, lo que debemos combatir es la causa, que es la disociación entre las aspiraciones de vida armónica y sano esparcimiento de la sociedad con las políticas públicas erráticas, el disimulo y colusión de algunas autoridades, la impunidad y la corrupción.

Hay menos espacios deportivos o escuelas que antros. Los primeros, son formadores de ciudadanos responsables, de espíritus fuertes, aptos para producir, para crear, para vivir honestamente, para superarse a base de esfuerzo. Esas son las armas que hay que darle a la sociedad, especialmente a nuestros jóvenes. Si queremos vivir con armonía, la autoridad debe propiciar políticas públicas y funcionarios dedicados a esta misión.




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