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Opinión

Adviento en tiempos críticos

Adviento en tiempos críticos

Sigifredo Noriega Barceló.

Nunca ha sido fácil celebrar y vivir a profundidad el Adviento. Este año no es la excepción. ¿Cómo desear, esperar, preparar la venida del Señor en medio de una sociedad donde, al parecer, Dios no es ‘esencial’ (templos cerrados o semivacíos)? ¿Dios es parte de nuestro inventario existencial? ¿Cómo volver a soñar y echar andar … Leer más

Sigifredo Noriega
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1 de diciembre 2021

Nunca ha sido fácil celebrar y vivir a profundidad el Adviento. Este año no es la excepción. ¿Cómo desear, esperar, preparar la venida del Señor en medio de una sociedad donde, al parecer, Dios no es ‘esencial’ (templos cerrados o semivacíos)? ¿Dios es parte de nuestro inventario existencial? ¿Cómo volver a soñar y echar andar nuevos proyectos cuando se nos invita a quedarnos en casa, ya no a causa de la pandemia, sino del miedo a ser asesinados y exhibidos en la vía pública? ¿Es verdad que el hombre ya no necesita de Dios? ¿La salvación se reduce sólo a vivir día a día y… sálvese quien pueda?

Lo primero que inspira el Evangelio con que inicia este Tiempo Litúrgico es a soñar en grande, a actuar con entereza y confianza, a vivir un Adviento con sentido. “Pongan atención y levanten la cabeza porque se acerca la hora de su liberación”, es invitación y promesa de Dios que viene a salvarnos de nuestros miedos y maldades. A pesar de las tremendas crisis que vivimos, aceptarlo puede transformar nuestros advientos y esperas en esperanza firme que dinamiza y da sentido a las historias que escribimos en nuestro paso por el mundo.

El texto apocalíptico que se proclama hoy es una invitación a ser realistas en la activación de la esperanza. Lucas quiere dejar en claro que este mundo tiene fecha de caducidad; que si Dios entra y forma parte de la vida de los hombres puede haber una real y definitiva transformación. El evangelista ve el futuro de la humanidad desde la vivencia de la libertad: sólo el Hijo del Hombre podrá traer la libertad y operar la liberación.

El eje-motor que mueve la vida de todo ser humano es la esperanza de alcanzar lo que anhela y disfrutar el cumplimiento de las promesas, deseos y sueños. En el trayecto de la vida se van sucediendo múltiples esperas que concretan la esperanza. No hay duda que el ser humano espera ‘algo’, o a ‘alguien’, al luchar cada día por ‘salir adelante’. El tiempo litúrgico de Adviento es una oportunidad exquisita para afinar, alimentar y activar la esperanza cristiana con sus necesarias salas de espera. Se trata de esperar al Señor con atención porque de Él sólo podemos recibir buenas noticias. Dios siempre es salvación.

Aprovechemos la oportunidad para mirar con seriedad y confianza lo que esperamos. Es tiempo oportuno para abrir paso a lo que está por venir y disponer la vida para alcanzarlo. Por eso Jesús nos advierte: “Pongan atención y levanten la cabeza”. La desesperanza, las evasiones, el desánimo… pueden debilitar la esperanza de que el Señor viene y vendrá a salvarnos. Quien espera de verdad confía en el cumplimiento de las promesas de Dios. Jesús nos advierte: “Estén alerta… Se acerca la hora de su liberación”.

Que al encender la primera vela en la Corona de Adviento nos comprometamos a vivir con dignidad la esperanza en sus esperas de cada día. “Descúbrenos, Señor, tus caminos”, respondemos a la palabra de salvación que escuchamos este día.

Los bendigo con esperanza.

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