Adelantada sucesión

Para muchos no hay duda de que la fuerza política que ganará, es el partido del presidente.

La sucesión en la presidencia de la república, entendida como la fecha del cambio de poderes, no se adelantó, lo que se adelantó es el juego sucesorio.

Las reglas de la política no son las reglas de la ley, aunque sean caras de una misma moneda; los resortes de aquella los crean las realidades y los estilos de los poderosos; las normas, producto político por antonomasia están en los códigos y en las sentencias, estas últimas, sobre todo en las que produce la Suprema Corte de Justicia.

“Sólo el poder puede crear derecho y sólo el derecho puede limitar el poder”, dice el maestro italiano Norberto Bobbio.

El jefe del estado mexicano y líder del partido en el poder, lo dirige abiertamente desde la sede del ejecutivo federal: apoya, desdeña o castiga a los suyos; ataca y despotrica contra los adversarios una mañanera sí y la siguiente también.

Todo eso creó la realidad que él quería: para muchos no hay duda de que la fuerza política que ganará, es el partido del presidente; la duda radica en qué persona perteneciente a ella se alzará con el triunfo.

Si esto es así, el poderoso ha ganado una batalla, porque logró crear esa realidad y sin que se acuda a las urnas, por cierto.

En ese escenario es que el creador sigue jugando con sus fichas y nutriendo su creación; le encanta jugar así, siempre recordando los días aquellos en que sus antecesores priistas, según él, eligieron mal a sus sucesores, con lo que implícitamente se entiende que él elegirá y lo hará bien.

El regreso al estado de bienestar inspirado en su ideólogo Adolfo Guilly, (La revolución interrumpida, Ediciones Era)

En ese mundo, democracia es vocablo y no concepto y significa lo que cada poderoso quiere que signifique, alejándose de lo que de manera hermosa dice la constitución, lo que se reduce a norma programática.

Pobres corcholatas, como el propio líder las nombró, cómo adivinar qué quiere, cómo lo quiere y sobre todo a quién quiere.

El libro de Jorge Zepeda Patterson, La sucesión 2024, de editorial Planeta, que pronto verá la luz, resulta sumamente interesante para ir entendiendo esa madeja. (Un adelanto puede leerse en el diario El País)

En el panorama de esa adelantada sucesión, no se vislumbra real participación ciudadana, más allá de la pobre actuación de los partidos políticos distintos al que gobierna, que no han logrado levantarse de la lona desde 2018.

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