La feria en Miguel Auza

Como los españoles llegaron el 29 de septiembre de 1554, día que se venera a San Miguel Arcángel, Francisco de Ibarra llamó al pueblo indio San Miguel y construyeron una gran cruz y la colocaron en la gran cúspide del Cerro del Picacho y este fue el primer signo de cristiandad en la región.Al conquistador … Leer más

Como los españoles llegaron el 29 de septiembre de 1554, día que se venera a San Miguel Arcángel, Francisco de Ibarra llamó al pueblo indio San Miguel y construyeron una gran cruz y la colocaron en la gran cúspide del Cerro del Picacho y este fue el primer signo de cristiandad en la región.
Al conquistador lo acompañaban el capitán Juan de Tolosa y Juan García Fraile de la orden de San Francisco; él era el encargado de bautizar a todos los indios y de ponerles nombre.
Cuando encontraron las minas y en ellas abundancia en plata, los españoles construyeron una gran capilla en honor de San Miguel Arcángel, donde hoy se encuentra el altar mayor de la virgen del Carmen y el de San José.
El pueblo indio llamado San Miguel y su capilla pertenecían a la jurisdicción de Nieves, y a su vez pertenecía en lo político y espiritual a Guadalajara.
Para 1569 a la capilla de San Miguel Arcángel ya le llamaban Iglesia y cada 29 de septiembre, venía gente de los ranchos, haciendas y otras poblaciones en peregrinación a venerar la imagen.
Muchas de esas personas no traían que comer ni qué beber y los habitantes del pueblo les vendían comida y bebidas.
Varios aprovechaban la ocasión para encontrarse con familiares, amistades, compadres, novios o novias y para festejar su reencuentro hacían bailes, jaripeos y corridas de toros.
Al poco tiempo los habitantes del pueblo organizaban esos eventos y cobraban las entradas, de esta forma nació la fiesta profana de San Miguel.
Cerca de la capilla había mesas donde vendían comidas, bebidas, artesanías como cajuelas, jarros, metates, molcajetes, comales y juguetes para niños y niñas.
Otros vendían cuchillos, barandales, chuchillas, horquillas palas, azadones, talaches o picos; varios más ofrecían aperos para los caballos y burros que los transportaban a la fiesta.
También llegaba gente de otros lugares a vender sus productos, por lo que se hacía la competencia con los pueblos y daban mejores precios.
El 30 de septiembre de 1833 el gobernador interino, Francisco García, decretó que el pueblo, llamado en ese entonces San Miguel del Mezquital, pudiera organizar y realizar una fiesta anual en honor de su santo patrono. La duración era uno o dos días.
Entonces no había billetes, por que se m aejaban monedas y al conjunto le decían morralla o feria, y así nació la costumbre de llamar a la fiesta de san Miguel feria.
Hasta el 4 de abril de 1881 se recibió el decreto 26 que expidió el gobernador Jesús Aréchiga, que otorga el derecho a organizar en adelante ocho días de feria y eleva a categoría de villa a San Miguel, por lo que pasa a llamarse Villa de San Miguel del Mezquital.
Así hasta 1986, el mandatario Genaro Borrego Estrada y Héctor Giacomán Pérez, alcalde de lo que ya era Miguel Auza, denominan la festividad como Feria Regional de Miguel Auza.

Imagen Zacatecas – Rigoberto Perales Garay