Krampus es quien te visitará si te portaste mal 

En países europeos como Hungría, Eslovenia, Austria y Alemania existe una tradición que coincide con la época navidad, pero que contrasta con la tradición occidental donde solo existe Santa Claus, quien premia a los niños que se portaron bien durante el año.  La leyenda alpina habla de un ser que es la sombra y contraparte … Leer más

En países europeos como Hungría, Eslovenia, Austria y Alemania existe una tradición que coincide con la época navidad, pero que contrasta con la tradición occidental donde solo existe Santa Claus, quien premia a los niños que se portaron bien durante el año. 

La leyenda alpina habla de un ser que es la sombra y contraparte de Santa Claus, su nombre es el Krampus, un ser de aspecto demoniaco con cuernos y patas de gacela, una larga lengua roja, pelaje en todo el cuerpo y con una mirada terrorífica, el cual se encarga de castigar a los niños que se portaron mal y atemorizar a los demás para que reflexionen sobre su conducta.

Esta historia se remonta a tiempos anteriores al cristianismo y coincide con el solsticio de invierno, donde los antiguos campesinos hacían sacrificios o tributos a las deidades de la naturaleza para obtener una buena cosecha. 

Se dice que el Krampus aparece la noche del 5 de diciembre y recorre durante dos semanas las calles haciendo sonar sus cadenas y campanas para asustar y llevarse en una canasta o jaula que carga sobre su espalda a los pequeños que tuvieron una mala conducta.

Y contrario a lo que se podría pensar, la creencia afirma que es un ayudante de Santa Claus.

Esta tradición fue condenada por la Iglesia Católica durante muchos años, al considerarla una fiesta pagana y tributo a un demonio.

En la actualidad existen ciertas regiones europeas donde las personas se disfrazan de este peculiar personaje y salen a las calles para pedir comida y bebida en una especie de desfile.
Incluso algunas ciudades austriacas han creado postales, dulces y chocolates para revitalizar esta tradición. 

Este año podría ser considerado el año del Krampus, debido al gran auge y difusión de la leyenda, que incluso llegó a la pantalla grande bajo la dirección de Michael Dougherty.

En países europeos como Hungría, Eslovenia, Austria y Alemania existe una tradición que coincide con la época navidad, pero que contrasta con la tradición occidental donde solo existe Santa Claus, quien premia a los niños que se portaron bien durante el año. 

La leyenda alpina habla de un ser que es la sombra y contraparte de Santa Claus, su nombre es el Krampus, un ser de aspecto demoniaco con cuernos y patas de gacela, una larga lengua roja, pelaje en todo el cuerpo y con una mirada terrorífica, el cual se encarga de castigar a los niños que se portaron mal y atemorizar a los demás para que reflexionen sobre su conducta.

Esta historia se remonta a tiempos anteriores al cristianismo y coincide con el solsticio de invierno, donde los antiguos campesinos hacían sacrificios o tributos a las deidades de la naturaleza para obtener una buena cosecha. 

Se dice que el Krampus aparece la noche del 5 de diciembre y recorre durante dos semanas las calles haciendo sonar sus cadenas y campanas para asustar y llevarse en una canasta o jaula que carga sobre su espalda a los pequeños que tuvieron una mala conducta.

Y contrario a lo que se podría pensar, la creencia afirma que es un ayudante de Santa Claus.

Esta tradición fue condenada por la Iglesia Católica durante muchos años, al considerarla una fiesta pagana y tributo a un demonio.

En la actualidad existen ciertas regiones europeas donde las personas se disfrazan de este peculiar personaje y salen a las calles para pedir comida y bebida en una especie de desfile.

Incluso algunas ciudades austriacas han creado postales, dulces y chocolates para revitalizar esta tradición que poco a poco ha perdido vigencia en tiempos actuales. 

Este año podría ser considerado el año del Krampus, debido al gran auge y difusión de la leyenda, que incluso llegó a la pantalla grande bajo la dirección de Michael Dougherty.

Imagen Zacatecas – Alejandro Castañeda




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