Jesús y Martín llegan en bici a Plateros desde Quintana Roo y Campeche

Con una estatua de la Virgen de Guadalupe atada a su espalda,  Jesús Gaspar Candelero  llegó de rodillas al Santuario de Plateros.  Con una gran fe, soltó la bicicleta en la que viajó desde Playa del Carmen, Quintana Roo, desde el 24 de septiembre para llegar a la Tierra de la Fe y los Milagros … Leer más

Con una estatua de la Virgen de Guadalupe atada a su espalda,  Jesús Gaspar Candelero  llegó de rodillas al Santuario de Plateros. 

Con una gran fe, soltó la bicicleta en la que viajó desde Playa del Carmen, Quintana Roo, desde el 24 de septiembre para llegar a la Tierra de la Fe y los Milagros y con gran sacrificio recorrió el atrio arrodillado hasta llegar al altar, donde con otros nueve compañeros que salieron del sur del país escuchó misa. 

Tanto él como Carlos Martín May Xool, oriundo de Hecelchakán Campeche, se quedaron en Plateros después de una larga travesía que el segundo inició el primero de  octubre. 

Aunque Jesús tiene 18 años y Carlos 17, para ellos su fe es inquebrantable y lo más valioso que tienen, pues viajan con poco dinero y solo unas cobijas con las que se arropan por las noches en gasolineras. 

Sobreviven también del apoyo que les dan las almas nobles que encuentran en su camino. 
Y a veces su dieta solo consiste en harina de maíz, diluida con agua. 

En su bicicleta, Martín carga una reja con cobijas y herramientas para  repararla, así como un cambio de ropa para cuando llueve y no dormir con ropa mojada. 

Aunque agregan que el uniforme no se lo cambian porque está bendito y es la ropa que los protegerá durante toda su travesía. 

Reconocen también que han encontrado gente que los ha rechazado porque no comparten sus creencias. 

Para ellos no importa si llueve, o si el sol quema  su piel como brasas ardientes, o si hace frío, pues  diariamente recorrren entre 120 y 140 kilómetros. 

Reconocen que lo más duro de su viaje es cuando tienen al viento en contra. 

En todo este trayecto, Jesús carga la imagen de la virgen de Guadalupe amarrada a su espalda. La figura pesa casi 20 kilogramos y mide 1 metro con 40 centímetros. 

“Yo siempre quise hacer el recorrido así, comprar una virgen de Guadalupe, amarrarmela y traerla conmigo paseando por todos los lugares a donde voy y que bueno que este año se me dio la oportunidad y me da gusto que sí lo logramos aunque hubo gente que dijo que no lo iba a hacer, pero mi fe es del tamaño de la virgen”, dijo. 

Ellos partieron en bicicleta como parte de su fervor guadalupana y llegaron a diferentes  santuarios para refrendar su fe. 

Comentaron que su sueño es llegar a ver a la virgen de Guadalupe, pues en sus pueblos de origen es muy común que demuestren su fervor con este tipo de acciones. 

Y el año pasado, un grupo de peregrinos les informó sobre lo milagroso que es el Santo Niño de Atocha, por lo que llegaron hasta acá y decidieron seguir su ejemplo. 

Para Martín, no hay mejor motivo que ofrecer todo el esfuerzo que demanda el camino que agradecer al Santo Niño y a la virgen  de Guadalupe por la salud de su familia y ofrece su sacrificio por  las personas que están enfermas. 

Comentó que ellos antes no se conocían pero se organizaron por redes sociales. 
“Salimos de nuestro pueblo  y el primer destino es Campeche y cuando no alcanzamos a llegar a lugares poblados que teníamos previsto, dormimos en gasolineras”, dijo. 

Después de su primer parada se dirigieron a Oaxaca, luego a la ciudad de México para ver a la Virgen de Guadalupe, siguieron a San Juan de los Lagos y llegaron a Plateros, de aquí tienen pensado llegar nuevamente el 20 de noviembre a la basílica de Guadalupe, para después regresar a su pueblo natal el 12  de diciembre y participar en las festividades de la patrona de México. 

Hoy dejarán Plateros y retomarán su viaje para reencontrarse con su grupo en Encarnación de Díaz, Jalisco . 

Agradecen que a más de un mes de que salieron, no les ha pasado nada y esperan llegar con bien a sus casas el 12 de diciembre.

Imagen Zacatecas – Gema Gallegos