Saltó la liebre

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

El gobierno de los Estados Unidos interpuso queja en contra del empresario Germán Larrea por la violación a los derechos de los trabajadores de la mina San Martín en Sombrerete Zacatecas.

El sindicalismo de Estados Unidos y Canadá es un aliado con formidable potencial del sindicalismo mexicano, pero los trabajadores mexicanos tendrán que hacer mucho para impulsar la asociación colectiva para la defensa de sus derechos, por lo pronto, celebramos una buena noticia:

Por dónde menos se esperaba saltó la liebre, el gobierno de los Estados Unidos interpuso queja en contra del empresario Germán Larrea por la violación a los derechos de los trabajadores de la mina San Martín en Sombrerete Zacatecas, que en el inminente julio cumplen 16 años de huelga. El recurso está previsto en el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.

En esos dieciséis años ha quedado de manifiesto el enorme poder de Larrea, dueño de la segunda fortuna más grande de América Latina, solo detrás de la de Carlos Slim.

Larrea ha salido impune de situaciones muy graves, que incluyen derrames de sustancias tóxicas con grave afectación a la salud humana y al medio ambiente, incumplimiento de normas de protección con saldo trágico (Pasta de Conchos) y violaciones reiteradas a contratos colectivos etcétera.

Larrea contó con la operación cómplice del gobierno del estado para efectuar un recuento fraudulento para darle la titularidad del contrato colectivo a un “sindicato” esquirol que le permitió la reanudación de actividades sin acatar las resoluciones a favor del auténtico sindicato, tal maniobra ha sido valorada como violatoria a los derechos de los trabajadores de los Estados Unidos en respuesta a denuncias suscritas también por la poderosa AFL-CIO y el no memos poderoso sector de trabajadores de acero en los Estados Unidos.

La noticia que circula a partir del viernes pasado tuvo gran repercusión en el ámbito nacional, pero en Zacatecas casi pasa desapercibida, es el efecto de una prolongada etapa de predominio de una perspectiva patronal aún en sectores con intereses estructuralmente contrapuestos.

El conservadurismo provinciano asume el derecho de huelga no como derecho sino como conspiración, la prensa se ha desenvuelto en esa tradición de defensa automática a la parte patronal, presentando la creación de empleos como acto de bondad, enmascarando las relaciones de explotación tan notorias en muchas actividades en el estado.

Ley como letra muerta

Entre 1936 y 1982 los trabajadores mexicanos tenían derecho a un salario mínimo con un poder adquisitivo muy superior al que después se impuso, pero una gran porción de trabajadores no lo recibió por no estar organizados en sindicatos que defendieran el respeto a sus derechos. Una de las primeras luchas sociales que dimos los universitarios a principios de los años setenta consistió en organizar trabajadores de la construcción para que reclamaran salario mínimo y seguridad social (eran tiempos en que ni el propio gobierno cumplía con esas elementales obligaciones con sus propios trabajadores).

Emilio Portes Gil y Lázaro Cárdenas, como ahora López Obrador, buscaron reforzar los derechos de los trabajadores.

Lamentablemente, ninguno de los tres estadistas pudieron evitar que para una parte importante de los destinarios de tales disposiciones gozaran de sus beneficios por no asociarse para la defensa colectiva de sus derechos.

El modelo neoliberal y el sindicalismo son agua y aceite, así lo entendieron sus impulsores desde el principio, por ello introdujeron mecanismos de progreso salarial individual, inventan el outsourcing y a muchos líderes formales de sindicatos los convierten en controladores de sus “representados”.

A poco de cumplir dos semanas de estallada la huelga en “Peñasquito” no se conocen pronunciamientos solidarios de parte del resto del sindicalismo, en dieciséis años de huelga nada se hizo por los mineros de Sombrerete tan sobajados, los empleados públicos municipales de la capital del estado reciben un porcentaje de aumento diez veces inferior al que se asigna a regidores, el poder judicial asume una actitud contemplativa ante los reiterados desacatos de sentencias de amparo a jubilados y pensionados del Issstezac , el personal académico, además de sufrir varias mutilaciones en sus conquistas contractuales históricas, sigue padeciendo la administración electorera de la promoción e incremento de carga laboral, todo ello consecuencia de una debilidad inducida de la conciencia sindical.

T-MEC. Herramienta aprovechable

Trabajadores de medios de comunicación, deportistas profesionales y una gran variedad de oficios intentaron organizarse sindicalmente cuando el poder económico y el político eran uno solo ¿Retomarán la lucha en las nuevas condiciones?

El estado de bienestar puede plasmarse en las leyes de un país, pero sin sindicalismo genuino, democrático y autónomo, las leyes se convierten en letra muerta.

Para fortuna de nuestro pueblo, el capítulo laboral del T-MEC ofrece herramientas que hay que usar.

El espaldarazo que reciben los mineros de Sombrerete del gobierno de los Estados Unidos es una bofetada a quienes en Zacatecas satanizan el ejercicio de derecho de huelga por sistema.

Ojalá asimilen la lección.

Nos encontramos el jueves en Recreo

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