Oposición contraproducente

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

La decisión de juntar agua con aceite nunca tuvo aceptación en las bases partidistas del PRI, PAN y PRD.

México sería una potencia con justicia social si el proyecto cardenista no se hubiera quedado a medias. Hoy estamos ante la posibilidad histórica de que el proyecto de nación que encabeza López Obrador no sea flor de un sexenio, el desenlace electoral del pasado domingo redondea la construcción de una correlación de fuerzas muy favorable a la continuidad, pero el mérito no es únicamente de López Obrador, la oposición pone mucho de su parte.

La decisión de juntar agua con aceite nunca tuvo aceptación en las bases partidistas del PRI, PAN y PRD y la dilución de opciones claramente diferenciadas nunca fue bien recibida por la ciudadanía.

Claudio X tuvo la inteligencia de advertir que las bases partidistas no pesan en las decisiones y confió en el abrumador apoyo de medios de comunicación para desplazar hacia “Va por México” las simpatías electorales. El cálculo falló y las consecuencias más dramáticas no pueden ser.

El PRI se queda gobernando en alianza solo Durango y Coahuila, el PAN cinco estados y el PRD ninguna entidad además de que no alcanza el mínimo de tres por ciento de votos que establece la ley para preservar registro local en 20 entidades federativas. En resumen, ninguno de los tres partidos tiene más votos que los que obtenía cuando competían solos.

Una alianza entre el agua y el aceite imposibilita la adopción de un proyecto de nación debido a que sus componentes sostienen visiones opuestas en puntos nodales y no hay propuesta alternativa con la cual convencer ciudadanía.

La alianza fue su error, tardarán tiempo en reponerse.

El llamado a las urnas del Obradorismo triunfante en 2018 fue para cambiar el régimen, el proceso transformador canceló toda posibilidad de contentarse con administrar la realidad heredada para venderla maquillada con carretadas de dinero en medios de comunicación.

La vía electoral impone límites mientras se reforma el orden jurídico concebido para refrendar la realidad que el proyecto busca superar, ante eso, el bloque opositor asumió el papel de obstáculo ante cada medida, cada obra trascendente, se impuso entre ellos el discurso de que todo lo emprendido por López Obrador es catastrófico sin reconocer a la gente su capacidad de pensar por sí misma.

Se vaticinó una gigantesca devaluación y el peso vive una etapa de fortaleza inusitada, se auguraba la fuga masiva de capitales y México recibe inversión extranjera directa en volúmenes sin precedente, se advertía contra los efectos inflacionarios del alza salarial y México, al mismo tiempo que fortalece su mercado interno, tiene uno de los niveles inflacionarios más bajos del mundo.

“La podredumbre no se toca“

Los opositores instrumentaron a los heredados de viejo régimen heridos en su bolsillo propio por la política de austeridad para debilitar la política de transformación, usándolos como coartadas democráticas para con el “INE no se toca”, debilitar la política de eliminar privilegios y castigar la corrupción de élite ¿En verdad suponían que la gente no se daría cuenta?

¿Que el artículo 39 de la constitución no faculta a la ciudadanía para reformar las instituciones que quieren intocables?

Los opositores de Claudio X usaron el amparo para sabotear las obras públicas ¿Suponen que alguna oposición en alguna parte del mundo puede ganar simpatías de la gente con esa estrategia? ¿Tienen idea del desprecio social que eso acarrea?

La oposición se ha quedado sin credibilidad ante la mayoría de los mexicanos que apoyan la gestión presidencial sin hacerle caso a los que a diario invitan a lo contrario en radio, periódicos y canales de televisión, lo más paradójico, siendo una oposición liderada por el clan de adinerados de Claudio X, nunca advirtió que los inversionistas pronto encontraron las vías de participación en la vida económica del país como interlocutores del estado en la fase de planeación de la política de infraestructura como inversionistas privados asociados al estado.

Lo previsible

El día que los mexicanos elegimos a López Obrador como presidente, su fuerza política no gobernaba un solo estado de la república y en pocos años la situación se modificó radicalmente al gobernar 23 entidades donde residen el setenta y uno por ciento de los mexicanos ¿Alguien tiene dudas de cuál será el desenlace en 2024?

No se necesita bola de cristal para anticipar que, salvo algún extraordinario evento, seremos gobernados en el siguiente sexenio por Claudia Sheinbaum o por su más cercano competidor Marcelo Ebrard.

Por el lado opositor existen treinta y seis personas interesadas en una candidatura que saben de antemano condenada a la derrota ¿Cuál es la razón?

En México la política partidista tiene el incentivo perverso del dinero, el porcentaje de votos se traduce en dinero (prerrogativas) las campañas mismas son ocasión de embolsarse tajadas nada despreciables.

Nos encontramos el lunes en Recreo 

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