Mirar Adentro

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

El primer reto de un gobierno es su organización interna, de ello depende su funcionamiento eficaz, si hay caos, los medios de comunicación, los opositores y los ciudadanos insatisfechos darán cuenta de la disfuncionalidad. 

El primer reto de un gobierno es su organización interna, de ello depende su funcionamiento eficaz, si hay caos, los medios de comunicación, los opositores y los ciudadanos insatisfechos darán cuenta de la disfuncionalidad. 

El poder legislativo es la parte del gobierno dónde la falta de organización interna para el cumplimiento de sus fines está en la vitrina, pero el resto de la institucionalidad está muy distante de niveles organizativos aceptables.

Hace unos días, un conocido abogado zacatecano con muchos años en el servicio público me mostró la constancia expedida por el director de recursos humanos de la Secretaría administrativa en donde se asienta que según los archivos, el mencionado profesionista laboró del 16 de febrero al 5 de marzo de 1986 (Una quincena) en el gobierno del estado sin encontrar evidencia documental de su permanencia en la burocracia hasta el año 2021, cuando dejó el cargo de subprocurador de derechos humanos en la Fiscalía General del estado.

Lo acaecido al abogado José Manuel Contreras Santoyo (El Kent) es solo un botón de muestra de desorganización interna, pues basta ver el crecimiento anárquico de los núcleos urbanos y la confusión de límites entre municipios para darnos cuenta de la falta de un sentido organizativo básico en el servicio público. 

El tráfico citadino es el mejor ejemplo de carencia del sentido organizativo básico de la ciudad, lo mismo que la recolección de basura, la atención de las fugas de agua, la iluminación pública etcétera.

 

¿Y la vigilancia del congreso?

La aprobación en un período extraordinario de la cuenta pública del gobierno de Alejandro Tello correspondiente al ejercicio fiscal 2020 en la 64 legislatura de Zacatecas tiene de particular que se hizo sin esperar a la inminente apertura del siguiente período de sesiones, como que si esa fuera la condición para que el primer informe del gobernador tuviera un marco parlamentario más cordial.

  La aprobación no es a las cuentas del gobierno de Tello, el aval es para el informe elaborado por la Auditoría Superior del Estado previamente dictaminado por la comisión de vigilancia, el órgano técnico dependiente del poder legislativo que en teoría es pieza clave para detectar y castigar la corrupción. 

El congreso del estado de Zacatecas, hasta parece intencional, carece de personal especializado en el seguimiento de los ejercicios presupuestales que año con año votan los diputados, dicha carencia le da cancha da manga ancha a la Auditoría Superior del Estado cuando de aprobar cuentas públicas se trata, y a la Secretaría de Finanzas cuando es turno del presupuesto anual.

 Con un reducido personal especializado, la función supervisora del congreso sería realmente trascendente para acotar los márgenes de discrecionalidad que desde hace mucho tiempo están presentes en la institucionalidad local.

                              

La obsesión de aparentar                    

Poner orden en casa significa atender lo interno, esta lógica elemental ha venido diluyéndose con la conversión de ocupantes de cargos públicos en candidatos perpetuos gracias la cobertura mediática y a la posibilidad de reelección, el daño de ese modo de gobernar tan en boga no solo se traduce en despilfarro de dinero público sino en desatención a lo interno, a lo que no “apantalla” pero de lo que depende lo bien hecho

Un gobernante será fallido si está al frente de un aparato que no registra, que no archiva, que no actualiza, que no pone a disposición la información. Si el gobernante no sabe usar los medios para gobernar será gobernado por los medios, le dictarán agenda, le impondrán el tono y le distraerán de lo sustantivos de su tarea ¿No siente usted que tenemos una clase gobernante local más ocupada en “parecer” que en “ser”?   

                                         

Va de modos a modos

El presidente López Obrador cuestiona contenidos específicos de leyes, pero las obedece. Expresa desacuerdo con jueces y ministros, pero acata sus resoluciones. Busca caminos para hacer cambios al orden jurídico respetando siempre el control de la constitucionalidad que ejerce la SCJN.

 ¿No es necesario que el liderazgo institucional en Zacatecas exprese con franqueza lo que le gusta y lo que le disgusta sin incurrir en conductas contrarias a la legalidad que está obligado a preservar?

Al Tren Maya la llueven amparos patrocinados por opositores adinerados para sabotear la obra y López Obrador ha dispuesto la batalla en tribunales. David Monreal tropieza con un amparo de opositores a las corridas que le ganan la partida al obtener la suspensión definitiva del acto reclamado, ¿le fallaron sus abogados? ¿faltó cabildeo? ¿Se subestimó el riesgo? Cualquiera que sea la respuesta hay motivos para revisar el funcionamiento interior de su gobierno, aunque incomprensiblemente opta por ignorar la resolución judicial, permitiendo la celebración de una corrida con escaso público ¿Qué necesidad había?

La autocrítica salva al autocrítico.




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