Los malos hábitos políticos, peor que los alimenticios

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

En Zacatecas la vieja normalidad goza de cabal salud debido a la tolerancia social, la pandemia genera una nueva realidad más exigente y pavimentada de sufrimiento social que nos obliga a cambiar nuestra mentalidad en aras de que la crisis sirva de oportunidad para acceder a niveles de bienestar y de concordia política madura, lo … Leer más

En Zacatecas la vieja normalidad goza de cabal salud debido a la tolerancia social, la pandemia genera una nueva realidad más exigente y pavimentada de sufrimiento social que nos obliga a cambiar nuestra mentalidad en aras de que la crisis sirva de oportunidad para acceder a niveles de bienestar y de concordia política madura, lo que nos lleva a cuestionar conductas toleradas como normales.

Ya empezaron los despidos en el gobierno del Alejandro Tello por motivos partidistas, violando los derechos ciudadanos de los empleados públicos cuya convicción política es a favor de opciones distintas al PRI, esa práctica corrupta nació y creció con la competencia entre partidos por los cargos de elección popular, muchos lo entienden como normal y lo admiten. pero esas medidas son incompatibles con el estado de derecho.

La intromisión de familiares en la vida institucional algunos la suponen normal y toleran tan grave disfuncionalidad. Hoy vivimos el extremo del protagonismo incómodo de la esposa del gobernador en reuniones de gabinete y seguramente para ella y quienes lo permiten es normal pero no es admisible en el estado de derecho.

El aprendizaje de la evasión de impuestos florece en los partidos políticos cuando no cobran cuotas estatutarias más que a lo se inscriben para buscan candidaturas, pisoteando el espíritu y la letra de sus respectivos estatutos, muchos dirán que es normal, así enseñan a incumplir la legalidad inculcando mentalidad de evasor.

En plena pandemia, emisarios del coordinador de ganadería y el mismo, convoca reuniones de proselitismo con la complacencia de autoridades despreocupadas por los riesgos de violar las indicaciones sanitarias. Dicha complacencia es incompatible con las responsabilidades de los ayuntamientos que no disuaden tales reuniones (a veces hasta colaboran) tal omisión es especialmente anti-social.

No es normalidad aceptable que la responsable de velar por los derechos humanos en el estado cediera a la tentación de salir en redes entregando ayuda a personas humildes cuando por el cargo que ocupa debería oponerse a esa forma ofensiva para la dignidad humana que pervierte la solidaridad de verdad con la publicidad.

¿Quién lidera el cambio?

La nueva normalidad es un conjunto de procesos en curso que habrán de manifestarse según las particularidades en cada universo político delimitado. La actividad laboral, el comercio, la producción agropecuaria, la actividad industrial, los servicios públicos y las relaciones entre países se adentrarán al ciclo de cambios inevitables para todos pero a distintos ritmos.

Los gobernantes zacatecanos pierden paulatinamente el control de procesos de la vida colectiva heredan un gigantismo en la burocracia y en vez de reducirlo lo incrementan para que su sucesor haga lo mismo, las deudas públicas se incrementan en forma inmisericorde.

La reorganización del aparato público paso de ser necesaria hasta llegar a urgente, son muchos años de improvisación de su clase gobernante y si las cosas no están peor se debe al oxigeno que de las remesas y a los empleos precarios que encuentran los zacatecanos colindantes con Aguascalientes, Jalisco, y Coahuila principalmente y a la fuga de egresados cuya alta preparación les abre puertas en Europa y en los polos de desarrollo en nuestro país.

Los zacatecanos padecemos extorsiones y diabetes, desempleo y violencia, carreteras viejas y polvorientas terracerías, miedo a las bandas delictivas y pésimos servicios, la mala situación no es imputable a determinado partido o gobernante, la vieja normalidad es fruto de acciones y omisiones colectivas. Somos los que hemos practicado la política los llamados a reconocer la responsabilidad de lo mal hecho.

Son muchos los cambios de vida pública y privada derivados de la primera epidemia en la historia de la humanidad que paraliza la actividad en los cinco continentes, la hambruna se asoma en el horizonte, la reorganización de la economía y de las instituciones públicas es un ejercicio plagado de riesgos de rupturas y enfrentamientos, cada país, cada país, cada estado, cada municipio, cada familia y cada persona deberá transitar a la nueva normalidad que sus condiciones le permitan.

Cobrarán importancia los hábitos alimenticios y el papel del ejercicio fÏsico, la actitud de gastar priorizando necesidades, ahorrar, evitar endeudarse lo más que se pueda y relacionarse mediante la cooperación más que mediante la competencia serán cambios comunes. Las transiciones requieren la conducción de quienes cumplen la función de gobernar y es allí donde a muchos países, estados y municipios se les puede atorar la carreta.

Política chatarra

Los malos hábitos políticos son más perjudiciales que los malos hábitos alimenticios, en Zacatecas la política degeneró por la normalización de la incongruencia, tenemos tiempo si gobernantes conscientes de las fronteras entre partido y gobierno, tal inconciencia impide que avancemos.

Nunca debimos aceptar como normal lo mal actuado.




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