La autocrítica es defensa propia

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

El PAN nació como partido de élites, su fundador fue abogado de las compañías petroleras después de la expropiación, pero fue el forjador de una propuesta hermosa: La cultura de la legalidad.

“El barco ya se hundió” dijo Fox al demandar la sustitución inmediata del líder partidista.

La crisis del PAN es muy profunda, la reforma judicial lo inscribe ante la historia no solo como el partido que no pudo sino el que ayudó a que sus adversarios lograran la mayoría calificada en el senado y, además, que legisladores locales blanqui-azules dieran su voto a favor del dictamen victorioso en Oaxaca, Sonora, Tamaulipas, Hidalgo y varios más estados.

Podrán auto consolarse con el “mal de muchos” el hecho de que un senador de MC se las ingenió para ausentarse de la histórica sesión por si Yunes cambiaba de parecer, de todos modos se consiguiera dicha mayoría. También podrán defenderse diciendo que el PRI también cooperó con votos en las legislaturas locales en mayor número.

Participa en la defensa del poder judicial sin propuesta propia, al igual que el resto de la oposición, los académicos y juristas más activos en la oposición a la reforma fueron tan incapaces como los jueces, magistrados y ministros a proponer alternativas y contrastar diagnósticos con el oficialismo, a lo más que llegaron es a decir que “si se necesita la reforma, pero no esa” sin decir cual, haciendo mas notoria su carencia.

El PAN participa del descrédito de compartir causa con un aparato comunicacional que tiene en Salinas Pliego su más destacado emblema y, como toda la oposición, se auto caricaturiza al difuminarse en ejercicios comunicacionales como el de Alazraki y Pedro Ferriz.

Con Castillo Peraza murió el último pensador doctrinario para descifrar tiempos nuevos a la luz de principios asumidos como inmutables. El arribo al poder descompuso su moral partidaria tan celosamente cultivada por generaciones anteriores. Hoy, su suerte está en manos del pragmatismo puro, del oficio aprendido en la disputa de cargos y no en las batallas cívicas democratizadoras.

Yerros históricos

El PAN, por más que las élites contrarias a la revolución mexicana le dieran vida, no puede aspirar a convencer sin una alternativa atractiva pensada para los que no pertenecen a minorías privilegiadas, porque integran la mayoría de los votantes.

El PAN nació como partido de élites, su fundador fue abogado de las compañías petroleras después de la expropiación, pero fue el forjador de una propuesta hermosa: La cultura de la legalidad, la utopía más compartible en el mundo, pero no supo estar a la altura desde que decidió convalidar el fraude de 1988 a cambio de retazos de poder.

Si algún partido político no debió convalidar acciones sin fundamento constitucional y legal es el PAN, la suspensión de actividades del poder judicial es contraria a su visión fundadora.

El prianismo gobernante diluyó en la mente colectiva la diferencia entre idearios del PRI y del PAN, mientras tuvieron el gobierno no les preocupó mayor cosa, desplazados en 2018, decidieron juntar el agua y el aceite en las elecciones de 2021, contando con la adhesión suicida del PRD y el retiro táctico de MC (nada más en lo electoral) y bajo la conducción de Claudio X, director de la orquesta indiscutido.

¿Cuál es la razón por la cual fracasa su alianza frente a la otra, la victoriosa integrada por Morena, PT y PVEM? El hecho de que la unidad de esta última se construya a partir de un proyecto de nación hace la diferencia.

El PAN arropa políticamente al cártel inmobiliario a grado tal que el considerado líder del mismo Jorge Romero, es probable sucesor de Marko Cortéz, lo mismo hizo con Marú Campos y Cabeza de Vaca, Ricardo Anaya y párele de contar.

Hoy ya nadie pone en duda que la alianza se comió a los aliados que sacrificaron sus respectivas identidades por un masacote discursivo.

La “mora legislativa” error mayúsculo que tuvo como respuesta una votación contundente a favor de Claudia y el Plan C. Oponerse no es sabotear.

Si algún partido político no debió convalidar acciones sin fundamento constitucional y legal es el PAN, y la suspensión de actividades de los juzgadores federales es a todas luces contrarias a su visión fundadora.

Gobernar en soledad

La concertada ausencia de MC, PRI Y PAN en la declaratoria de constitucionalidad de la reforma refleja que la cultura de la institucionalidad les es ajena y que Claudio X sigue operando su suicida alianza.

Los panistas que gobiernan municipios y estados seguramente resienten la soledad en la que les coloca la crisis partidista, se entiende que su interlocución con la Cuarta transformación dependerá más de su habilidad que del acompañamiento efectivo, la institucionalidad es la tabla de salvación más al alcance.

Pero habrá quien prefiera desertar para salvar posibilidades individuales, no todos tienen tiempo y paciencia para esperar una refundación aún incierta.

Nos encontramos el jueves en Recreo
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