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El recreo

Delincuencia y política

Delincuencia y política

José Luis Medina Lizalde.

Los bloqueos con carros incendiados cuentan con la inmediata propagación en redes e impacto psicológico inmediato, agrandado por el discurso políticamente interesado en capitalizar facciosamente el suceso.

J. Luis Medina Lizalde
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6 de octubre 2025

¿En qué coinciden los del “bloque negro” que sembraron el caos en la Ciudad de México con los que poco tiempo después hicieron lo mismo en once tramos carreteros en el estado de Zacatecas?

Ambos grupos destruyeron patrimonio de particulares y atentaron contra patrimonio público, unos dañando equipamiento urbano y otros, casetas y puntos carreteros, coinciden también en que ocultan su identidad, unos cubriéndose el rostro y otros operando en la madrugada.

Las acciones de ambos grupos generan el efecto de culpabilizar a la autoridad por la incapacidad de proteger a las víctimas de sus delitos con el consiguiente debilitamiento político de quién ejerce el poder constitucional.

Los delincuentes que infiltraron la marcha del 2 de octubre lesionaron a 94 policías, ocasionaron daños materiales a múltiples establecimientos que encontraron a su paso, hurtaron joyas lesionaron a noventa y cuatro agentes policíacos, los que operaron en Zacatecas incineraron tres casetas de cobro y treinta y siete vehículos pesados, entre ellos algunos de pasajeros a los que no lastimaron, al igual que a los conductores despojados, aunque si les destruyeron las pertenencias conque viajaban.

Otra coincidencia es que ambos grupos delictivos ejecutaron un operativo de propaganda de cuyo mensaje probablemente no están conscientes, pues ellos cumplen órdenes de quienes pagan sus servicios, la intencionalidad política de sus actos no es de su incumbencia.

La operación de los provocadores enmascarados busca el deterioro del gobierno exhibiendo su incapacidad para proteger a los afectados por su vandalismo y si la policía responde con eficacia, para que resuenen las denuncias por la represión.

Los bloques negros pueden ser neutralizados mediante la coordinación entre los convocantes a las marchas susceptibles de provocación y la autoridad que cumple el deber de garantizar el ejercicio de la libertad de manifestación, los primeros anunciando que no se admitirán participantes que se cubran el rostro y los elementos policiacos en comunicación con los organizadores para detectar infiltrados.

Los que operan bloqueos incendiando vehículos cumplen la función de sembrar temor en la población para eliminar toda tentación de cooperar con la autoridad o de resistirse a la extorsión, con frecuencia el detonante es la captura o eliminación de un jefe importante para decirle al mundo que, no obstante, siguen vivitos y coleando, puede ser que se trate también de maniobra distractora para que transite carga prohibida.

Es más fácil atrapar a los integrantes de “bloques negros” que a las que bloqueadores incendiarios porque éstos últimos operan en tramos aislados, por sorpresa y bajo el amparo de la noche, como sucedió en Zacatecas el 4 de octubre recién pasado. Planear y ejecutar bloqueos incendiando vehículos no es de las acciones difíciles, tan es así que con frecuencia se paga a vagos de barrio para que se encarguen del asunto, como se ha demostrado en situaciones similares en ciudades fronterizas (Tijuana, Reynosa y Ciudad Juárez).

Histeria programada

Los bloqueos con carros incendiados cuentan con la inmediata propagación en redes e impacto psicológico inmediato, agrandado por el discurso políticamente interesado en capitalizar facciosamente el suceso.

Debemos felicitarnos porque en Zacatecas no existe cártel local y que cada vez que capturan delincuentes los de casa son porcentaje minoritario. Sin embargo, tenemos en la ubicación geográfica una condición que nos hace territorio de tránsito de lo ilegal, trátese de migrantes sin papeles, de armas, dinero sucio y cargamentos de drogas con destino a Estados Unidos.

Para colmo de la adversidad para tales efectos, nuestro extenso territorio tiene muy atomizada su población y la red de brechas en todas direcciones es en enjambre muy propicio para evadir a la autoridad, la siembra de marihuana y amapola podrá pasar de moda, pero la instalación de laboratorios para procesar fentanilo no ofrece dificultades gracias a nuestras intrincadas sierras, lo que significa que mientras Estados Unidos solo finja que combate el narcotráfico y no erradique  las adicciones de sus habitantes, Zacatecas vivirá las consecuencias.

Debemos disminuir al máximo el porcentaje de adictos para no crear un mercado de consumo suficientemente lucrativo para que se instalen bandas que se disputen el control mediante violencia, también es indispensable erradicar cultivos, decomisar bodegas y destruir laboratorios de drogas sintéticas.

¿Cómo ayudar a ayudarnos?

Si admitimos que los “bloques negros” actúan contra la democracia y los cárteles contra la seguridad ciudadana entenderemos que frente a ambas modalidades delincuenciales, una autoridad sin apoyo social no da resultados y una sociedad sin el cobijo de la autoridad vive indefensa.

A los delincuentes les propicia impunidad la distancia entre gobierno y sociedad.

¿Cómo encontrar el terreno de mutua colaboración preservando las libertades de oponerse y disentir?

Que autoridades y ciudadanos lo asumamos responsablemente.

La histeria dificulta y no ayuda a entender lo complejo del desafío.

Nos encontramos el jueves en Recreo

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